Si hasta ahora la vaca más famosa de Nueva Zelanda era Richie McCow, ‘oráculo’ mamífero de los neozelandeses (a estilo de nuestro pulpo Paul), unos científicos han conseguido unas vacas más chulas y prácticas que le han quitado el puesto protagonista a la ‘adivina’: la leche que producen no provoca alergias ni intolerancia a la lactosa.
Las vacas han sido modificadas genéticamente a partir de una célula adulta con el mismo procedimiento de clonación utilizado con la oveja Dolly en 1996. Esta modificación ha permitido eliminar la beta-lactoglobulina (BLG), una proteína que se encuentra en grandes cantidades en el suero de la leche de vaca y otros animales (aunque no en la leche humana). Los científicos creen que esta proteína es la responsable de la mayoría de reacciones alérgicas e intolerancias que se producen en humanos. Además, recientemente otro estudio relacionaba la BLG con la Diabetes tipo 1 en menores de 18 meses.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), afirma que «ahora el objetivo es estudiar si la leche sin BLG causa reacciones alérgicas». Además, según Stefan Wagner, uno de los investigadores del equipo, «también necesitamos evaluar si la ausencia de niveles detectables de beta-lactoglobulina afecta a la producción«. Lo que sí han podido confirmar es que la el producto resultante sin BLG es más rico en otras proteínas como las caseínas, fosfoproteínas presentes en la leche y en algunos de sus productos derivados fermentados como el queso o el yogur.
Otro de los avances importantes de este estudio es que es uno de los pocos casos de éxito en mamíferos utilizando el mecanismo de interferencia de RNAi (del inglés RNA interference), que emplea moléculas de ácido ribonucleico (ARN) que regulan a un determinado gen de interés para interferir en su expresión. Según Bruce Whitelaw, profesor de biotecnología animal de la Universidad de Edimburgo, «esto es sin duda notable, ya que representa uno de los pocos casos de éxito de RNAi en mamíferos y ofrece un buen ejemplo de cómo estas tecnologías pueden ser utilizadas en futuras investigaciones«.
Pero el camino hacia la ‘leche hipoalergénica’ no es nada sencillo. Aunque los investigadores consigan demostrar que la leche sin BLG evita las alergias e intolerancias y es apta para el consumo humano, aún les queda un duro pulso con las leyes europeas. Según la legislación vigente, si el producto proviene de un animal clonado debe ser evaluado y aprobado para su venta antes de poder comercializarlo.
Redacción QUO