Todos estamos de acuerdo en que los extintos Smilodon, más conocidos por ‘tigres dientes de sable’, tuvieron que ser bastante temibles. Pero una nueva técnica que combina el análisis isotópico con imágenes de rayos X ha determinado que, hasta los tres años, eran cachorritos tan adorables como un gatito.
La investigación, publicada esta semana en PLOS ONE, afirma que los afilados colmillos del Smilodon fatalis no crecían completamente hasta que los félidos alcanzaban los tres años. Eso sí, lo hacían a una gran rapidez: a una media de seis milímetros al mes, que viene a ser el doble de rápido de lo que crecen los cáninos de un león africano o las uñas de los seres humanos.
Los colmillos de los Smilodon sobresalían de las fauces de la ‘bestia’ hasta 18 centímetros en la mandíbula superior. La utilizaban para ‘triturar’ bien su comida. Una ‘máquina de comer’ por la que pasaron incluso mamuts, lo que le otorgó la más que merecida fama de gran y temible depredador.
Los fósiles estudiados por el equipo de la Universidad de Clemson pertenecen al museo de La Brea Tar Pits (Los Ángeles), uno de los depósitos más prolíficos de restos de especies que vivieron durante la Edad de Hielo.
Fuentes:
sciencespacerobots.com | journals.plos.org |
Redacción QUO
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