El origen del Océano Pacífico es, hoy día, uno de los grandes misterios de la geología. Hasta ahora, la teoría sostenida apunta a la convergencia de tres placas que formaron una intersección. De la lava que se solidificó en este ‘agujero’ quedaron conformados los cimientos del oéano más grande del mundo. Sin embargo, al no existir evidencias de este fenómeno en otros lugares, resulta difícil de demostrar.
Una investigación de la Universidad de Utretch (Países Bajos) podría haber dado con la respuesta. «Nos dimos cuenta de que una nueva placa surge del encuentro en una falla. En tales casos, las placas se mueven a lo largo de ambos lados. Esta situación es inestable y cuando se produce, emerge un agujero”, explica Douwe van Hinsbergen, supervisor de esta tesis. Él compara este proceso con el de la Falla de San Andrés, que acerca a Los Ángeles y la bahía de San Francisco 4,5 centímetros cada año.
La solución apareció inspirada por un libro de texto. Lydian Boschman, la candidata a doctora que se encontraba realizando el estudio, se fijó uno de Ciencias de la Tierra para estudiantes de licenciatura en 1980. El documento reflejaba diferentes maneras en las que las fronteras de las placas podían formar una intersección. Esto les sirvió para ampliar sus horizontes.»Los científicos tradicionalmente creyeron que tres crestas oceánicas formaron la intersección. Esto creó un agujero que se rellenó con roca líquida. Pero esta roca vino de placas existentes y no debería haber formado una placa separada, como es el caso de la placa del Pacífico”, apunta Van Hinsbergen.
Según Borschman, al hundirse una placa bajo otra, puede ser arrastrada hacia el manto profundo. Este fenómeno recibe el nombre de subducción. Es una situación que podría haber sucedido en Costa Rica, que posee la corteza más joven del mundo, según otro estudio.El caso más conocido es el de la fosa de las Marianas, donde la subducción dejó un ‘agujero’ de más de 11 kilómetros de profundidad, el más profundo de la Tierra.“Así que ahora no solo sabemos cómo se formó el Pacífico, sino dónde y cómo eran las placas oceánicas alrededor del supercontinente de Pangea”, explica.
Sus resultados están publicados en la revista Nature.
Redacción QUO