Sí, cada familia vegetal tiene una savia particular, con una química exclusiva. Ello determina qué injertos se pueden hacer.
Además, dentro de cada planta hay dos tipos: la savia bruta, una solución acuosa de productos minerales que recogen las raíces (circula por los vasos leñosos hacia las hojas); y la savia elaborada, más viscosa y que es el resultado de la fotosíntesis realizada por las hojas.
Enviada por Mikel Gorrospeiza, correo electrónico
Redacción QUO