En los parajes europeos, el conocido enemigo de Caperucita suele presentarse con pelaje gris o blanco, dependiendo de la latitud. Sin embargo, la mitad de sus congéneres americanos visten de riguroso negro. Un grupo internacional de científicos ha indagado el origen de esta diferencia y acaba de publicar la explicación: el matiz oscuro es la herencia de un antiquísimo mestizaje con perros salvajes.
Para llegar a esta conclusión han analizado secuencias de ADN de unos 150 lobos del Parque Yellowstone y creen que la mutación responsable del cambio de color se produjo cuando los europeos (humanos, en este caso) aún no habían llegado al Nuevo Continente.
Robert Wayne, uno de los autores del estudio publicado en la revista Science, explicaba así lo peculiar del fenómeno: “Este es el primer ejemplo que una mutación genética que se haya producido en una especie domesticada se haya transmitido y a una especie salvaje estrechamente emparentada y haya llegado a ser muy habitual en ella”.
Aún no se sabe qué valor adaptativo puede haber hecho que un rasgo recibido de los primos domesticados se haya conservado en el medio natural.
Pilar Gil Villar
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…