Prueba a pelar un plátano. Cuando lo abres, aparecen varios hilos a lo largo de él, cubren el fruto desde una punta a la otra y somos muchos quienes intentamos quitarlos para no llevárnoslos a la boca. Algo tan habitual en nuestro día a día y que llega a resultar hasta tedioso de quitar es lo que da la vida al plátano. De hecho, es un tejido conductor que transporta los nutrientes, agua y minerales necesarios para que los frutos crezcan de forma adecuada.
Así que este sistema vascular usa estos «hilillos» para que los nutrientes suban y bajen mientras va creciendo, en cierta forma se encargan de controlar su desarrollo. Y que nadie se preocupe si se ha llevado más de uno a la boca, porque son aptos para el consumo, otra cosa es que resulten desagradables al paladar o a la garganta cuando los ingerimos.
Pero, si son tan molestos, muchos os preguntaréis si no es posible crear plátanos sin que los contengan. La respuesta es que sí, se puede, pero según el doctor en química y física inorgánica, Nicholas D. Gillitt, los floemas son “necesarios para la adecuada distribución de los nutrientes a través de la planta y si los eliminamos ¿cuál sería el conductor entonces? Considero que las empresas deben centrar sus esfuerzos en ampliar el acceso a una nutrición más saludable y usar los recursos en investigación para la creación de variedades de frutas más resistentes y con un alto contenido en nutrientes”.
Fuente: Huffingtonpost
Alberto Pascual García