Los restos de un Chilesaurus llevan trece años en Chile bajo la atenta mirada de un grupo de investigadores. El holotipo fue hallado hace más de una década en una capa de la Formación Toqui por Diego Suárez, un niño de siete años. Pero no fue hasta 2015 cuando los científicos decidieron clasificarlo en un género monotípico, representado por una única especie: Chilesaurus diegosuarezi (en honor al pequeño descubridor).
Este dinosaurio terópodo extinto, vivió en el Jurásico tardío (hace 150 millones de años). Al observar detenidamente su esqueleto, los investigadores se percataron de que tenía rasgos que no coincidían con sus compañeros de grupo, por lo que no encajaba en ningún árbol genealógico: era herbívoro (a diferencia de la mayoría de sus compañeros del Mesozoico), su cabeza era significativamente más pequeña y su cuello, más largo. Todo esto le hizo ganarse el apodo de Frankenstein o el ornitorrinco de la paleontología.
Ahora, un grupo de investigadores ha publicado un estudio en la revista especializada Biology Letters donde aseguran que el dino no era tan rarito. Anteriormente, se había afirmado que el dinosaurio Frankenstein pertenecía a la familia de los terópodos (como el Tyrannosaurus Rex o el Velociraptor). Pero, en su opinión, el misterioso y enigmático Chilesaurus pertenece a los primeros ornitisquios, famoso por albergar especies tan famosas como el Triceratops o el Stegosaurus. Según explica Paul Barret, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Cambridge, «estos dos grupos compartieron una ascendencia común que data de 220 a 225 millones de años. Este ancestro común dio origen a dos grupos: los terópodos comedores de carne y los ornitisquios vegetarianos».
Y en este último grupo es en el que, según los nuevos investigadores, se encuentra el misterioso dinosaurio. Según el equipo de científicos, «el Chilesaurus nos reafirma en esta idea de que esta reordenación es correcta, ya que posee características de ambos grupos»
Vía | BBC
Rafael Mingorance