Como si de un estudio del CSI se tratara, cada visita al veterinario de un Golden Retriever incluido dentro de esta ambiciosa investigación se convierte en una minuciosa recolección de pruebas: pelo cortado y embolsado, uñas recortadas y guardadas, fluidos corporales recolectados… Todo es poco para poder descubrir lo que se esconde detrás de la buena salud y el ADN de los 3.000 perros Golden de raza pura que participan en el proyecto.
Todos los que han decidido ayudar entran dentro del programa poco antes de cumplir 2 años y la idea es tenerlos controlados todo lo que dure su vida. Detrás de toda esta locura se encuentran investigadores de la Universidad del Estado de Colorado y la Fundación Animal Morris que, por cierto, no solo se fijan en material biológico sino que también investigan su día a día (gracias a la información que les otorgan los amos): qué comen, dónde duermen, saber si el terreno donde viven es tratado con pesticidas, comprobar sus hábitos de cepillado de dientes… Gracias a toda esta información, conseguirán ser más precisos que otros estudios sobre el mismo campo.
[image id=»93678″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Se trata del primer estudio de animales de compañía a gran escala y en un periodo tan largo, y esperan que los resultados aporten información sobre cómo tratar enfermedades habituales en su especie, como el cáncer, e incluso cómo poder ayudar a otras razas a poder superarlo, incluso, quién sabe, a los propios humanos. El equipo se ha centrado, sobre todo, en esta enfermedad ya que es una las que más preocupa a los dueños y una de las que mayor impacto tiene (es la causa principal de muerte en perros de más de 2 años y se diagnostica en la mitad de los perros mayores de 10 años).
La idea de escoger a este tipo de raza se basaba en que, desafortunadamente, su predisposición con ciertos tipos de cáncer es un poco mayor que en la del resto. Pero no fue la única razón, también es uno de los perros más comunes en los EEUU, por lo que fue más fácil dar con un número tan alto de ejemplares para poder llevar a cabo la investigación. Además, se cree que los dueños de estos tipos de canes se preocupan mucho de la atención de estos perros, algo que es necesario para que los resultados sean los más precisos posibles.
El proyecto comenzó en 2012 y sus ejemplares mayores ya tienen 7 años, pero por el momento no se han podido destacar datos relevantes. Será cuestión de tiempo
Alberto Pascual García
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