Las hembras de ostrácodo, un crustáceo diminuto, se aparean con varios machos. Para asegurarse la paternidad, estos apuestan por la exageración: el esperma de cada eyaculación supera el tamaño de su propio cuerpo. Y el sencillo truco debe de ser bueno, porque la bióloga alemana Renate Matzke-Karatz acaba de descubrir que estos animales ya llevan 100 millones de años utilizándolo. Por algo será.

Esperma Puede alcanzar diez veces el tamaño corporal del macho (1,8 mm, aprox)
Récord: El caso más largo conocido alcanza 1 cm de longitud.
Hembras: Lo acumulan en dos bolsas seminales.
Fecundación: La hembra usa ese esperma para fertilizar sus óvulos.

Pilar Gil Villar