El guepardo es el animal terrestre más veloz que existe, ya que puede alcanzar velocidades que oscilan entre los 95 y los 115 kilómetros por hora. Esa característica le convierte en un depredador implacable. Pero, pese a ello, no siempre logra cazar a sus presas. Hay veces en las que los impalas y las cebras logran escapar de sus garras. Pero, ¿cómo pueden conseguirlo si no son tan veloces?
La respuesta la ha encontrado un equipo del Royal Veterinary College, de la Universidad de Londres. Los investigadores tomaron muestras de los músculos de dichos animales y observaron que los de los guepardos eran un 20% más fuertes y tenían un 37% más de capacidad para acelerar que los de sus presas. Eso significa que el truco no estaba en la velocidad.
Y lo que descubrieron es que tanto impalas como cebras utilizan una curiosa estrategia para intentar escapar de los guepardos. Corren a menos velocidad que él, y cuando notan que está demasiado cerca, giran bruscamente, saliéndose de su trayectoria. El guepardo no tiene tanta capacidad de reacción y, por eso, en ocasiones, ese hábil juego de giros imrpevistos consigue que las presas logren huir y salir ilesas.
Vicente Fernández López