El llamado demonio de Tasmania es una especie de marsupial típica de dicha región de Australia. Estos animales tienen la costumbre de morderse en el rostro cuando realizan sus ritos de apareamiento. Pero, desafortunadamente, a través de esos mordiscos, se transmiten unos a otros una variedad de cáncer facial que les está conduciendo a la extinción.
Se conocen ocho variedades de cáncer que se contagian entre animales, y dos de ellas son las que afectan al demonio de Tasmania. Fue en 1995 cuando se idenfiticaron las cepas cancerígenas de FT1 y DFT2. En aquel entonces, la primera de ellas solo se detectó en un ejemplar, pero años después se había extendido por toda la región.
El cáncer facial ha causado ya la desaparición de alrededor del 80% de los miembros de esta especie. Pero hay una puerta abierta a la esperanza. Y es que investigadores de Cambridge han realizado pruebas que revelan que algunos fármacos que se emplean para tratar a humanos enfermos de cáncer, también son útiles para estos animales. Los investigadores británicos tal vez hayan encontrado la herramienta que pueda evitar la desaparición de esta especie.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López
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