El Tyrannosaurus rex pertenecía a una variedad de dinosaurios carnívoros llamados terópodos. Perono no todos los miembros de este grupo competían por las mismas presas. Un estudio dirigido por Angélica Torices, directora de la Cátedra Extraordinaria de Patrimonio Paleontológico de la Universidad de la Rioja, ha revelado que mientras algunos atacaban a animales grandes que oponían resistencia, otros se conformaban con los más pequeños y débiles. Y esa preferencia iba en función de su mordida.
Para matar a sus presas, estos dinosaurios usaban una técnica de agarre y desgaste, hincando sus dientes en ella y tirando luego para desagarrarla. Esta forma de alimentarse dejó en sus dientes pequeñas marcas de desgaste, estrías microscópicas dispuestas en dos formas: unas paralelas y otras oblicuas al filo del diente. Y ha sido el estudio del desgaste de los dientes lo que ha permitido descubrir que no todos atacaban a las mismas presas.
En función del tipo de dinosaurio al que pertenezcan, los dentículos del filo pueden ser de tres formas. En el caso de dromeosaurios y tiranosauridos son de forma redondeada, la más extendida. En los velocirraptorinos tienen una ligera forma de punta. Por último, los de los troodóntidos son ganchudos.
A partir de esa información, los investigadores crearon un modelo tridimensional de cada tipo de diente y realizaron simulaciones para ver cual era el tipo de presa al que se adaptaban mejor. Y lo que comprobaron es que los dientes de los dromeosaurios y de los tiranosaurios les permitían cazar presas muy fuertes y que estaban en movimiento, oponiendo resistencia. En cambio, otras especies tenían que conformarse con alimentarse de animales más débiles y blandos, o con carroña.
Fuente: SINC.
Vicente Fernández López