Al parecer, existía la creencia generalizada de que se producían más ataques de serpientes en las épocas muy calurosas, debido a que la sequía hacía que estos reptiles salieran de sus madrigueras y escondites. Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por un equipo de la Stanford University School of Medicine, ha demostrado que no es cierto.
Los investigadores analizaron más de cinco mil casos de mordeduras de serpientes ocurridos en California entre 1997 y 2017, y los cruzaron con los datos meteorológicos de los días en los que se habían producido los ataques. Y lo que observaron fue que la cifra de este tipo de incidentes aumentaba cuando el tiempo era más lluvioso y húmedo.
De hecho, detectaron una curiosa tendencia: por cada 10% de aumento que se producía en la cantidad de lluvia en un período de dieciocho meses, los casos de mordeduras de serpientes también aumentaban un 3,9%. Pero, ¿cuál puede ser la razón?
Los investigadores creen que es alimenticia. Los ratones y otros roedores, que son las presas habituales de las serpientes, son más visibles y abundantes en las temporadas húmedas, por lo que estos reptiles también salen más al exterior para cazarlos.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López
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