Se trata de buscar la integración entre las tecnologías del futuro y el patrimonio cultural y natural de un país con hondas raíces rurales. Del viento que se transforma ahora en electricidad –como antes lo hizo en energía para mover molinos– y del toro, convertido en icono cultural y en portavoz de nuestras razas ganaderas.
Detrás del artificio que nos muestra la foto aflora como reto la búsqueda de síntesis inteligentes para territorios mestizos que aspiran a lo mejor de ambos mundos: un mundo urbano, hegemónico en la segunda mitad del siglo XX –y obligado a hacerse comedido–, y un mundo rural de dehesas, de agricultores vinculados a la Tierra, que tiene que buscar acomodo en la Historia. La foto muestra algunos de los ingredientes y no oculta las carencias. Tenemos mucho trabajo por delante.
Redacción QUO