Suele flotar de costado a ras de la superficie, nadie sabe bien por qué. Con la mayor carga de parásitos por centímetro de piel de las aguas que habita, el pez luna disfruta del servicio de limpieza de una corte de vecinos diminutos. A otros se los come.
Esta estrella de los acuarios aparece esta vez como actor de reparto en la obra que reúne, entre otros muchos, a todos los modelos de estas páginas: Océanos, un gran trabajo de los directores franceses Jacques Perrin y Jaques Cluzaud, que adquirieron fama mundial como autores del galardonado documental Nómadas del viento.
Ahora despliegan ante nosotros una nueva parcela de la naturaleza, la más enigmática y abundante: el mar. Para ello, contaron con un presupuesto de 50 millones de euros, el más elevado para un documental, según sus productores, Notro Films y Galatée Films.
Esta última ha desarrollado para la ocasión prototipos de cámaras en alta definición, algunas a bordo de minihelicópteros y torpedos submarinos de control remoto, carcasas herméticas y programas informáticos que adaptan la grabación a las condiciones de luz y calidad del agua. Gracias a semejante derroche tecnológico, podemos saltar casi en primera persona con una divertida avanzada de delfines, nadar a la velocidad del pez espada, flotar en un mar de medusas o sufrir en un encarnizado duelo de crustáceos.
El protagonista eres tú
Pero, además de zambullirnos en un medio que nos resulta inaccesible en un 90% y del que solo hemos registrado hasta ahora 210.000 especies, este relato visual nos muestra cómo el ser que más afecta a la ecología de los mares es precisamente uno no adaptado a vivir en él. Las redes, arpones, pesquerías y barcos de los humanos irrumpen en los ciclos vitales de los habitantes marinos y extienden su efecto por sus ecosistemas. Existen auténticas islas de deshechos plásticos, y la contaminación que generamos en tierra firme se adentra sin barreras en las aguas marinas.
Semejante incursión puede apreciarse con innegable claridad en las imágenes tomadas por satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA). Su director general, Jean-Jaques Dordain, resumió así el objetivo concienciador de Océanos, con ocasión de su estreno mundial: “Las imágenes que ha reunido Jacques Perrin son un himno a la vida y al océano, la fuente de toda vida, el regulador de nuestro clima y el guardián de la diversidad”.
Una diversidad que estamos empezando a descifrar, e incluso aprovechar, de nuevas maneras. La hemolinfa (sangre) de los tranquilos cangrejos de herradura, por ejemplo, sirve para detectar infecciones en los astronautas, y ciertas algas proporcionan un plaguicida natural para los cereales. Ojalá obras como esta despierten nuestra conciencia, para que empecemos a tratar al mar con moderación.
Porque, desde luego, también tenemos la capacidad de cuidarlo.
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