El legendario calamar gigante de la mitología escandinava ha tomado especial relevancia estos días gracias a Mark McMenamin, un paleontólogo norteamericano que asegura haber encontrado las suficientes evidencias como para afirmar que en el triásico existieron los pulpos gigantes, invertebrados o el popular kraken.
El Kraken del Triásico
En la ponencia realizada ayer en el GSA (Congreso Anual de la Sociedad Americana de Geología), McMenamin aseguraba haber llegado a esa conclusión tras observar los fósiles de ictiosaurios encontrados en el Berlín-Ichthyosaur State Park en Nevada, pertenecientes a la especie Shonisaurus popularis. Según afirma, un calamar gigante o pulpo descomunal, pudo surcar los mares del triásico hace entre 248 y 200 años. Este, según el investigador, sería muy similar al popular kraken de la mitología escandinava y habría hecho huir a los reyes de la cadena alimenticia por aquel entonces: los ictiosaurios. Estos, a pesar de sus 15 metros de longitud no tenían nada que hacer con el supuesto megakraken: el calamar gigante les partía el cuello, los llevaba a su caverna y el resto ya lo podéis imaginar: la cena está lista.
Las evidencias de McMenamin
Las evidencias del paleontólogo norteamericano para afirmar que el megakraken existió, se basan en las marcas halladas en los restos fósiles de 9 ictiosaurios de la especie Shonisaurus popularis, de unos 15 metros de longitud.
También afirma que es sospechosa la disposición en la que han aparecido los restos fósiles de los ictosaurios ordenadas de una forma extraña que sugería que habían sido colocados así de forma deliberada con un propósito. Esto, según McMenanim, además de sugerir que no todos habían muerto al mismo tiempo, nos recuerda al animal inteligente por excelencia a la hora de manipular de forma eficiente sus presas: el pulpo.
Hasta ahora, la única explicación que tenían los científicos para este yacimiento ubicado en Nevada, era que los ictiosaurios habían muerto en consecuencia de una floración de plancton tóxico o a un varamiento accidental. En cualquiera de los casos, aún no existen pruebas de que los animales murieron en aguas poco profundas.
Las vértebras del fósil muestran también unas marcas que, según el paleontólogo, podrían recordar a las ventosas de los tentáculos de un cefalópodo. En los mares del Triásico, según el paleontólogo, se libraron guerras sangrientas entre los megakrakens y los ictiosaurios, muy similares a las que hoy en día mantienen los cachalotes con los calamares gigantes.
Por su parte, no se conservan restos fósiles relevantes de los pulpos del Triásico ya que en su mayoría los ejemplares eran de cuerpo blando y solo fosilizaron bien algunas partes de la boca, algo más duras. Por ello, las evidencias de McMenamin deja algo escépticos a los científicos: las pruebas no son concluyentes.
El entorno favorito del kraken es Asturias
Al parecer, Asturias no es solo patria querida para nosotros, los humanos, sino que también los krakens disponen de un pequeño paraíso para ellos ubicado en el Caladero de Carrandi, un cañón que está ubicado a 45 km, en la vertical de Avilés y Colunga, a profundidades de 1.500-2.000 metros.
Desde hace 10 años, este punto del Cantábrico es protagonista por ser el mayor punto neurálgico de aparición de krakens, tanto que según nos informa Luis Laria, Director del Centro del Calamar Gigante, en Asturias, «aquí es el único punto del mundo donde tienen otro nombre: les llamamos peludines, debido a que cuando varaba en las costas, por el frotamiento de la piel con la arena y las piedras, se pelaban».
También es en este punto donde se ha hallado el kraken actual de mayor tamaño del que se tiene registro: 13,70 metros de longitud, que cualquier persona puede observar en su exposición permanente. Entre los nueve ejemplares expuestos, se encuentran dos especies distintas: el invertebrado más grande, el Architeuthis dux, y el Taningia Danae, -ambos explicados en la galería superior- que si bien no es tan grande como el anterior, no deja de ser realmente espectacular.
Proyecto Kraken
El Centro del Calamar Gigante depende directamente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de Especies Marinas, CEPESMA, fundada en el año 1996 con intención de proteger el medio marino. Allí, en Luarca, debido a la cercanía del punto neurálgico con el puerto base de Gijón, llevo a un grupo de investigadores formado por Luis Aria (presidente de CEPESMA), ECOBIOMAR, Ángel Guerra y sus colaboradores, Francisco Rocha y Jaime Otero, a formar el «Proyecto Kraken», expediciones científicas para intentar filmar a los calamares gigantes, y aunque no lo consiguieron (si lo hicieron otros en 2005), las expediciones dieron lugar a un documental que se emitió por TVE2 llamado: «Proyecto Kraken: en busca del calamar gigante«.
Para ver fotos de calamares gigantes y curiosidades sobre ellos, disfruta de la galería que acompaña este artículo (Fotos cedidas por el Museo del Calamar Gigante).