Cazan, se cortejan, migran, alimentan a sus crías… Los animales despliegan infinitas estrategias para sobrevivir y multiplicarse, y nosotros las analizamos exhaustivamente. Sin embargo, solemos olvidar una posibilidad: que actúen movidos por el placer.
El etólogo Jonathan Balcombe defiende esta opción y acaba de publicar un nuevo libro para ilustrarla. Las más de 130 fotografías de The Exultant Ark (el arca exultante) muestran a criaturas que parecen disfrutar de placeres tan sencillos como tomar el sol y darse un baño, o más “sentimentales”, como el juego y las caricias.
En esta selección mostramos a murciélagos que traban amistades de por vida con otros individuos, abejarucos que viven en colonias de miles de nidos y a una cerda que quedó aislada por una inundación y fabricó un nido para sus crías con lo que encontró. Algunos primates que pierden hijos muestran los mismos cambios hormonales que las mujeres en la misma situación. Según Balcombe, la capacidad de sufrir implica también la de gozar. Con la exhibición de estas actitudes de ocio, juego y emociones, el libro pretende llevarnos a considerar a los animales como individuos.
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