Cómo se forman los patrones de rayas y manchas de los animales? Un reciente estudio efectuado por investigadores del King’s College de Londres acaba de confirmar la hipótesis planteada por el matemático británico Alan Turing hace medio siglo. Según su teoría, los patrones biológicos como las rayas del tigre y las manchas del leopardo aparecen por la interacción de un par de morfógenos (sustancias que gobiernan el desarrollo tisular), uno activador y otro inhibidor.
Estos dos morfógenos se combinarían para crear el patrón de rayas o manchas así: el activador forma la raya, pero, al interaccionar con el inhibidor, deja de manifestarse y da lugar a un “espacio en blanco” antes de volver a manifestarse en forma de otra raya.
En el King’s College, los investigadores han podido comprobar que, en efecto, esto es así estudiando las crestas que, espaciadas de una forma regular, aparecen en el paladar de los ratones.
Los científicos consiguieron identificar los dos morfógenos que los regulan y constataron que al modificar la actividad de uno u otro cambiaba el patrón de las crestas de acuerdo a lo señalado en las ecuaciones de Turing.
Claro, que una cosa es el cómo y otra muy distinta el porqué de que los animales presenten estos patrones. Pero es mucho mejor verlo, como en la galería de imágene que acompaña este artículo.
Las cebras espantan con ellas a los mosquitos
Existen varias hipótesis con respecto al motivo del característico dibujo a rayas de estos equinos. La última de ellas, expuesta por investigadores de la universidad sueca de Lund, apunta a que se trata de una medida para evitar los picotazos de los mosquitos. La cosa funcionaría así: la luz del sol está formada por rayos que viajan en todas las direcciones, pero cuando dicha luz se refleja en la superficie del agua, esta se polariza horizontalmente (los rayos se reflejan solo en el plano horizontal). Y resulta que los mosquitos se ven atraídos por esta luz polarizada, ya que el agua es el entorno en el que se aparean y depositan sus huevos. Pues bien, los pelajes oscuros de los animales también polarizan la luz horizontalmente, al contrario que el rayado de las cebras, que refleja la luz de un modo muy poco atrayente para los molestos insectos.
Las rayas de la cebra también podrían servirle para despistar a los leones. La masa rayada que forma una manada al correr puede dificultar a los depredadores enfocar una presa.
El principal motivo para la presencia de patrones rayados y moteados en el reino animal es su función como camuflaje defensivo, para evitar ser vistos por sus depredadores. Así sucede en el caso de las jirafas, que, gracias a su piel manchada, cuando permanecen inmóviles se confunden con los arboles o, para ser más precisos, con los juegos de luces y sombras que estos proyectan. Otra hipótesis mucho menos extendida plantea que el patrón de manchas de las jirafas generaría turbulencias en el aire que ayudarían a enfriar la superficie del animal en el caluroso ambiente en el que vive. En otro orden de cosas, las manchas de las jirafas también sirven para estimar su edad: cuanto más oscuras, más viejos son los individuos.
El leopardo y las sombras
Los casos más significativos de camuflaje con fines ofensivos son los patrones moteados de felinos como el leopardo y el jaguar. Según una investigación llevada a cabo por la Universidad de Bristol en 2010, los dibujos de estos felinos son tanto más irregulares, grandes, oscuros y complejos cuanto más denso y espeso sea el hábitat en el que cazan. Aun así, hay excepciones; como los guepardos, que han mantenido sus manchas (si bien estas son más pequeñas) a pesar de cazar en espacios abiertos.
Una máquina de fabricar leche
Su pelaje a manchas se justifica por una influencia antropogénica; es decir, la intervención humana. En realidad, es el resultado de cruzar diversas especies blancas y negras que dieron lugar a una nueva que, además de poseer un llamativo pelaje a manchas, resultó ser una verdadera “máquina” de producir leche. De ahí que el moteado se perpetuase generación tras generación, a pesar de no suponer ninguna ventaja evolutiva.
El pez payaso y las anémonas
Tres rayas blancas que le ayudan a camuflarse entre las anémonas forman el dibujo del pez payaso. En este caso, el patrón cumple una función de camuflaje. Estas tres rayas dan, además, pie a un gag de Buscando a Nemo, cuando el padre, Merlin, pregunta a su hijo cuántas rayas tiene para comprobar si se encuentra bien. La respuesta, claro, es tres.
¡Alerta: soy un ofidio peligroso!
Las bandas negras y rojas de la serpiente coral son un ejemplo de función comunicativa de los pelajes dibujados, como forma de avisar a sus potenciales depredadores de que es venenosa. Por eso, las bandas son de colores vistosos, para resaltar la figura en lugar de ocultarla. La diferencia entre el dibujo comunicativo y el de camuflaje es evidente al comparar el de la ya mencionada coral, para proclamar su presencia, frente al patrón mimético de la pitón, que le permite acercarse a sus víctimas sin ser detectada.
Algunas serpientes, llamadas falsas corales, tienen la capacidad de mimetizar a las verdaderas para engañar a sus depredadores.
101 razones para justificar las manchas
Otro ejemplo de pelaje a manchas consecuencia de la intervención humana. Una intervención que se remonta muy atrás en el tiempo, puesto que existen grabados egipcios que muestran dálmatas. A pesar de que todos asociamos a estos perros con las manchas negras, lo cierto es que también los hay de manchas marrones y, mucho menos frecuentes, también pueden aparecer ejemplares con manchas naranja, amarillas o azules.
La huella dactilar del tigre de Bengala
Las rayas de este felino tienen su razón de ser en su preferencia por un entorno de tallos y hierbas altas en el cual son de gran ayuda para camuflarse. Cada ejemplar posee un patrón único de rayas, del mismo modo que cada ser humano posee unas huellas dactilares únicas, lo que da pie a otra hipótesis para el origen de estos dibujos: la función de reconocimiento. Es decir, que permite identificarse entre sí a los distintos individuos, y particularmente, a las crías el reconocer a sus madres. Por cierto, si afeitásemos a un tigre sus rayas, seguirían siendo visibles sobre la piel desnuda del animal.
Los “ocelos”, patrones con forma de ojo que lucen las mariposas, tienen la doble función de asustar a los depredadores y de confundirles sobre la ubicación de la cabeza. Así, en caso de que el agresor no huya atemorizado, dirigirá su ataque a los falsos ojos.