Las imágenes de este reportaje pueden parecer sencillas de obtener, pero los grandes fotógrafos de naturaleza llegan a pasar “12 horas en espacios mínimos, mientras hormigas salvajes te muerden por todas partes, tu equipo fotográfico comienza a criar hongos por la humedad y descubres que unos indios, armados con arcos de casi dos metros, te quitan la comida”, relata el premiado fotógrafo holandés Frans Lanting.
La vida en un instante
Otro reconocido profesional, Michael Nichols, asegura: “Si no estás tranquilo, puedes acabar en situaciones complicadas. Una vez, quería mostrar cómo un tigre criaba a sus pequeños y les enseñaba a cazar. Sobrepasé los límites para tomar la fotografía y la hembra nos atacó. Si me mata un animal, será culpa mía”.
Los fotógrafos de naturaleza, al buscar imágenes de extrema cercanía, deben asegurarse de no estar enfermos, para no exponer a sus “modelos” a algún virus. Pero este cuidado no es recíproco. Muchos de ellos, después de recorrer medio mundo, vuelven con fiebre tifoidea, hepatitis y malaria cerebral… entre otros souvenirs de sus viajes.
Un mono ardilla (Saimiri sciureus) investiga el interior de la lente del fotógrafo en la Amazonia ecuatoriana. Estos simios reciben su nombre de la costumbre, similar a la de la ardilla, de enroscar la cola en una rama para dormir. Afortunadamente, este ejemplar estaba limpio: si notara algo de suciedad, se lavaría las extremidades con orina.
Sus costumbres diurnas han permitido descubrir que el lémur de cola anillada (Lemur catta) es uno de los primates más vocales: utiliza hasta 30 sonidos diferentes para comunicarse.
Nativos de Malasia e Indonesia (donde fue tomada esta imagen), los orangutanes (Pongo abelii) suelen visitar centros de rehabilitación para ayudar a congéneres huérfanos a regresar a la vida salvaje.
El pingüino adelaida (Pygoscelis adeliae) vive en la Antártida, y se diferencia de otras especies por el anillo blanco que le rodea los ojos. Para buscar un nido puede caminar hasta 60 km por el hielo.
El marcado dimorfismo sexual que presentan los elefantes marinos del norte (Mirounga angustirostris) hacen que un macho pueda ser hasta 4 veces más pesado que una hembra: 3.700 kg. Pese a ello, tienen que ser muy ágiles, ya que pueden copular con unas 50 hembras por temporada.
Resulta difícil reconocer en este pez al ídolo moro (Zanclus cornutus) que actuó en Buscando a Nemo como el valiente Gill. Y es que en cautividad es una especie muy débil y enfermiza.
Mucho ruido y pocas nueces
Las arañas saltadoras (Salticidae) hacen honor a su nombre cuando se ven amenazadas. Pero para lo que saltan (unos 10 mm), más les valdría correr.
Conocido como sphynx, o gato esfinge, surgió de una mutación de criaderos canadienses en la década de 1970. Pese a su apariencia lampiña, sí tiene pelo, aunque muy corto e imperceptible al tacto.
Las tortugas marinas, una de las especies más amenazadas, pueden parecer muy lentas en la superficie, pero en el mar pueden sobrepasar a Usain Bolt: alcanzan los 40 km/h.
El cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) puede llegar a medir hasta 7 metros. Su tamaño le permite zamparse elefantes pequeños, hipopótamos y rinocerontes.
El avestruz de cuello azul (Struthio camelus australis) es una de las aves más longevas de la naturaleza: puede alcanzar los 80 años.