15 espacios en perfecta armonía con la naturaleza

Algunos afirman que es la casa mejor diseñada. Hito de la arquitectura del s. XX, fue pensada por Frank Lloyd Wright inicialmente para la diversión de fin de semana de la familia Kaufmann (1937-1963). Cuando la familia murió, donó la obra, incluyendo los 600 m2 de terreno circundante, a la asociación Western Pennsylvania Conservancy, quien la convirtió en un museo.  Desde entonces, la casa Fallingwater ha recibido a más de cinco millones de visitantes.

Ubicada en un paraje de frondosa vegetación, la casa se construyó sobre una cascada del río Bear Run (Pensilvania, EEUU), lugar en el que la familia Kaufmann disfrutaba de la comida y sus ratos al aire libre. El fin del arquitecto fue conseguido: el ruido de la cascada invadía toda la casa. Según le dijo Wright a la dueña: «Quiero que viváis con la cascada, no sólo que la miréis sino que se convierta en parte integral de vuestras vidas».

Una curiosidad. Según afirmó uno de sus empleados, el arquitecto concebió la idea en menos de dos horas, pues había descuidado el proyecto desde hacía meses y el cliente anunció que iría a verle esa misma tarde. Entró en su despacho y dejó fluir su imaginación. El resultado ha quedado plasmado para siempre en la historia de la arquitectura.

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Este original hogar imita en su exterior a un Nautilus, un género de moluscos cefalópodos del que a día de hoy sobreviven tres especies.

Ideada por el peculiar arquitecto mexicano Javier Senosiain, quien lleva formas de la vida acuática a la arquitectura, la casa fue construida en el Municipio de Naucalpan de Juarez (México). 

Realizada para una pareja y sus dos hijos hartos de una vida monótona, el interior de la vivienda es un auténtico capricho: alfombras de hierba, cristales de colores que se reflejan en el interior, sin divisiones, y donde dominan totalmente las formas redondeadas y curvas. Según explican aquellos que la han visto «es como vivir dentro de un caracol«.

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Estamos nuevamente ante una obra de Frank Lloyd Wright, quien siempre se sintió identificado con la cultura celta y sus antepasados galeses.

Tailesin, más que una obra, es un sueño. Fue construida en Spring Green, Wisconsin, para su gran amor: Mamah Borthwich, la joven por la que abandonó a su mujer y a sus seis hijos. (En galés Tailesin significa: ‘Arco de plata’).

Evocando los tailesin primitivos del lugar, el arquitecto estadounidense levantó este refugio a principios del s. XX, dotándole de estanques y fuentes para evitar que fuera pasto de las llamas, que era como habían terminado todas las construcciones anteriores de este tipo. 

Como curiosidad no tiene ventanas, pues no son necesarias en el desierto (es mejor que el aire circule libremente), sino lonas tensadas.

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Si bien Antoni Gaudí no encaja del todo dentro de la categoría organicista, gran parte de su inspiración sí lo era, y se demuestra claramente en construcciones como el Parque Güell. 

No en vano, el parque, declarado Patrimonio de la Humanidad, es un reflejo de la etapa naturalista del genio catalán. A principios del s.XX recondujo su obra, inspirándose ahora en las formas orgánicas de la naturaleza. Desplegó todo su ingenio y puso en práctica innovadoras soluciones estructurales que serían el emblema del Gaudí organicista. Poco después pondría todo esto en práctica en su obra más conocida: La Sagrada Familia.

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La Ópera de Sydney (Australia) fue diseñada por el arquitecto danés Jørn Utzon en 1957, aunque no fue inaugurada hasta 1973.

Este gran retraso se debió al complicado concepto de edificio que tenía el arquitecto (él lo describía como ‘gajos de naranja’). Los problemas de ingeniería a los que tuvo que hacer frente retrasaron el proyecto 15 años (e inflaron considerablemente los gastos), frente a los 3 que había pensado inicialmente Utzon.

El complejo cuenta con 1.000 salas, la mayoría de las cuales están dedicadas a estudios de música.

Como curiosidad, al arquitecto no le gustó la acústica final del recinto, que no cuadraba, según él, con la grandiosidad del edificio. Por ello abandonó el proyecto dejándolo en manos de otro equipo de arquitectos.

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Una vez que Gaudí había roto el molde, otros arquitectos se apuntaron al movimiento orgánico. Un ejemplo perfecto es la Torre Einstein en Potsdam, Alemania. Concebido por Erich Mendelsohn en plena Primera Guerra Mundial, la torre no fue abierta hasta 1924. A día de hoy forma parte del Instituto Astrofísico de Potsdam.

Ubicado en el Parque de las Ciencias de Albert Einstein, la Torre Einstein es una atracción turística con fama mundial. 

Según narra el autor Otto Friedrich, Mendelsohn, algo nervioso, mostró al propio Einstein la torre una vez terminada en una visita privada. El genio de la Física permaneció en silencio hasta unas horas más tarde. Finalmente, cuando el comité de construcción le preguntó su opinión, Einstein susurró una sola palabra: «Organic».

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Ubicado en el distrito 3 de Viena, este complejo residencial fue construido entre 1983 y 1986. El proyecto, estructurado por el pintor Friedensreich Hundertwasser y realizado por el arquitecto Joseph Krawina, tenía como fin construir 52 viviendas sociales.

Con un gran colorido y vegetación, el paisaje parece sacado de un cuadro. Según Hundertwasser: “Un pintor sueña con casas y una buena arquitectura, en la cual el hombre sea libre y se haga realidad este sueño”.

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También obra del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright. Fundado en 1937 en el Upper East Side, su construcción tardó en llevarse a cabo 15 años dada la controversia suscitada por la forma del edificio ideada por Wright. Ni Solomon Guggenheim ni el arquitecto estadounidense pudieron verla terminada. El primero murió en 1949 y su autor 6 meses antes de su inauguración (1959).

Si bien no se encuentra en un entorno natural, como las que hemos visto anteriormente (a no ser que contemos su cercanía a Central Park), su estilo es claramente organicista. Destaca entre todos los edificios anexos por su forma en espiral fusionada con triángulos, óvalos, círculos y cuadrados tan presentes en la filosofía de Wright.

Como curiosidad, tan original fue el edificio que no pensaron en cómo iban a colgar después los cuadros en paredes redondas. Afortunadamente no les faltaba originalidad y encontraron una solución viable. Aún así, los artistas se quejan de que sus pinturas no lucen en estas redondeadas paredes. Juzguen ustedes mismos.

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¿Podrías vivir en una mansión de hierro? El arquitecto Robert Bruno empezó a construir Steel House en 1974.

Con vistas a un acantilado cerca de Lubbock, Texas, la enorme estructura ha crecido de un simple trípode de metal formado por delgadas vigas de hierro, a una acumulación masiva de acero oxidado (110 toneladas). Al igual que un ser vivo real, y como refleja en su filosofía la arquitectura orgánica, la casa de Bruno sigue creciendo y evolucionando con el paso del tiempo.

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Este diseño del arquitecto Antti Lovag está ubicado en la costa de Cannes. Es, sin lugar a dudas, una propuesta original de diseño retrogaláctico.

Conocido por sus grandes construcciones esféricas, Antti Lovag construyó esta casa para el diseñador Pierre Cardin. Este enorme pulpo alienígena de 1.200 m2 dispone de 10 habitaciones decoradas por artistas franceses y cuenta con un anfiteatro y una piscina. 

Sí, el mobiliario también es redondo. En la actualidad, la vivienda se alquila para eventos y reuniones.

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Ubicado a 32 kilómetros al oeste del Central Business District de Washington D.C., en Loudoun County (Virginia), está el Aeropuerto Internacional de Dulles. Su terminal principal fue diseñada por el arquitecto finés Eero Saarinen.

El interior de la terminal principal del aeropuerto de Dulles es un gran espacio libre de columnas. El techo inclinado, una enorme curva catenaria. Dulles fue el primer aeropuerto del mundo diseñado específicamente para aviones de reacción. Gracias a esto, muchos muchos de los elementos arquitectónicos utilizados fueron pioneros en su tiempo.

Según las propias palabras del arquitecto español Santiago Calatrava, el nuevo intercambiador de transporte de la Zona Cero tendría el aspecto de «un ave liberada por las manos de un niño».

Su construcción, concedida en 2003, combinará los transportes de tres medios diferentes: los trenes de cercanías de la Autoridad Portuaria Trans-Hudson, el metro neoyorquino y el enlace ferroviario con el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. 

Ampliamente aclamado por los críticos, la Biblioteca de Viipuri (perteneciente anteriormente a Finlandia y actual ciudad rusa de Vyborg) fue realizada por el arquitecto organicista Alvar Aalto, otra de las figuras más ilustres del movimiento.

El edificio fue abandonado durante una década tras ser bombardeado en la II Guerra Mundial. En los 90, un proceso de reconstrucción realizado gracias a donaciones ciudadanas, intentó devolverlo a su estado original de 1935 con éxito.

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Como se puede intuir, esta obra es también del arquitecto mexicano Javier Senosiain.

En un terreno de 30×30 ubicado en Ciudad Satélite (México), Javier desarrolló un conjunto de 4 casas. El desnivel del terreno se aprovechó para enterrar parcialmente las viviendas.

Si lo vemos en conjunto, podemos observar una fachada ondulante que, por azar, forma la imagen de dos águilas con las alas abiertas que envuelven los cuatro accesos peatonales.

Puedes ver más fotos en la página web del arquitecto.

El Skogskyrkogården o Cementerio del Bosque fue diseñado por los arquitectos suecos Erik Gunnar Asplund y Sigurd Lewerentz.

Ubicado al sur de Estocolmo, este cementerio cuenta con unas 50.000 tumbas. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.

El cementerio cuenta con varias capillas, un crematorio y un bosque dividido en dos áreas. Una de ellas, bajo el nombre ‘Bosque del recuerdo’ está dedicada a enterrar de forma anónima.

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