El reconocido fotógrafo David Liittschwager ha decidido poner fin a ese anonimato por medio de un sencillo instrumento: pertrechado con un cubo de metal verde de un pie (30,48 cm) de lado, se ha dirigido a seis ecosistemas del planeta y ha fotografiado todas las formas de vida detectables por el ojo humano que han pasado por el cubo a lo largo de 24 horas.
Con el asesoramiento de científicos de cada zona, ha realizado fascinantes retratos de cada una de las especies, que nos presenta en su libro Un mundo en un pie cúbico. La combinación de ejemplares aislados con imágenes que reúnen toda la biodiversidad de un lugar concreto abre nuestra conciencia a la presencia de una infinidad de seres tan diminutos como esenciales para el equilibrio de nuestra biosfera. Esa potencia de imágenes está acompañada por varios ensayos de prestigiosos autores medioambientales y una introducción del naturalista Edward O. Wilson. Sus textos destacan el carácter de gran engranaje de todo ecosistema y la importancia de conservar cada uno de los seres que lo componen. Ya no podremos decir que no los hemos visto.
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