Nuestros abuelos, los primeros primates superiores, aparecieron en la Tierra hace 30 millones de años. Para entonces los de nuestras mascotas ya llevaban aquí el doble de tiempo. La extinción de los dinosaurios permitió a los mamíferos dominar praderas y montes.
Hace 30.000 años corría por lo que hoy es el paseo de la Castellana de Madrid un rinoceronte lanudo de 1,7 metros de altura y dos de longitud
De hecho, la Era Terciaria en la que surgieron se conoce también como Cenozoico, que en griego significa “animales nuevos”. Esos mamíferos son hoy animales olvidados; algunos porque han desaparecido y otros porque resulta difícil adivinar el parecido con su descendencia. Los primeros en llegar tras los dinosaruios fueron los animales ungulados primitivos, una familia a partir de la cual surgieron caballos, rinocerontes, cerdos y camellos. Después llegaron los creodontos, antecesores del perro, al mismo tiempo que nacían los Andes, se formaban los continentes y florecían las magnolias.
Hyaenodon, el padre de los carnívoros actuales, desapareció hace 8 millones de años, no se sabe por qué. Todo le ayudaba a sobrevivir (era un feroz cazador con grandes dientes) pero… su cerebro era pequeño.
Merychippus, el primer equino con una cabeza equiparable a los caballos de hoy, vivía en manadas. Tenía alrededor de un metro de alto y ha sido uno de los animales más prolíficos: ha dado lugar a 19 especies.
Los restos del mamut peludo se han conservado tan bien que algunos científicos han propuesto fecundar a un elefante con su esperma congelado, como te contamos en un reportaje en el número 126, de marzo. La expansión del hombre en Asia hace 30.000 años se debió a sus abundantes carnes.
El rinoceronte lanudo es pariente del de Sumatra, que vive en Asia, pero de mayor tamaño. Por las pinturas rupestres conocemos incluso el color de su pelaje: pardo oscuro con una banda negra a lo largo del dorso.
La trompa del Brontotheridae lo vincula con el elefante, pero su parentela incluye también al caballo. Los primeros, hace 58 millones de años, medían un metro de alto, pero evolucionaron hasta los dos metros y medio.
Con tres metros de longitud, la bestia de Uinta fue el primer mamífero de gran tamaño, hace 55 millones de años. Recibe el nombre de las montañas de EEUU donde fue encontrado. Usaba los caninos para convencer a las hembras de que era el macho más fuerte.
El Gigantopithecus vivió hasta hace 125.000 años en Asia. Su tamaño (1,7 veces el de un hombre) no le sirvió para sobrevivir; despareció al agotar las reservas de su único alimento, el bambú.
Morrudo, cheposo y patizambo. Macrauchenia patachenia tiene una “belleza” que atenúa ese rostro entrañable a lo Alf. Este “cuello largo” –eso significa su nombre– vivió hace un millón de años en América del Sur.
¿Quién diría que el Phoberomys es el antepasado del conejillo de Indias? Su tamaño, el de un búfalo (700 kilos y 3 metros de alto), fue su perdición. No poder refugiarse en madrigueras lo dejó a merced de sus predadores.
El Euhippus es un ejemplo de adaptación: creció 50 centímetros, perdió los dedos y desarrolló pezuñas para huir de los depredaores.
El tapir se extinguió en casi todo el mundo, menos en las selvas vírgenes de América. Sobrevive oculto entre matorrales, para protegerse de los enemigos.
Merichippus tenía la dentadura adaptada a las praderas (meryx: rumiante). El abuelo del caballo vivió en Norteamérica hace 5 millones de años.