David y Goliat
El caracol tigre (Achatina achatina) es el más grande del mundo; puede llegar a medir unos 30 cm. Por su parte, el más pequeño, Partula rosea, no pasa de un centímetro y está en peligro de extinción. Solo quedan 209 ejemplares vivos.
Como humanos
Una planta de tratamiento de agua de San Petersburgo, Rusia, utiliza caracoles para controlar la limpieza de las aguas. Se les coloca un monitor cardíaco y sensores de movimiento. La planta recurre a caracoles del género Achatina porque tienen pulmones y respiran aire como nosotros.
Cerrado por vacaciones
Algunas especies pueden hibernar. Se cubren de moco para no secarse y así permanecen durante meses. De hecho, si el clima es muy caluroso, también pueden “hibernar” para soportar la sequía.
Envidia de Matusalén
Pese a su pequeño tamaño, los caracoles pueden vivir unos cinco años en cautiverio. Pero en la naturaleza se han hallado especímenes de 25 años.
Tiene sentido
La mayoría tiene cuatro tentáculos. En los superiores llevan los órganos visuales, y en los inferiores los olfativos. Los de jardín (Helix aspersa) se mueven a 1 centímetro por segundo.
De tripa a tripa
Científicos del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Florida han descubierto que la baba segregada por los caracoles es eficaz para tratar las úlceras de estómago.
Tratamiento oriental
En el salón de belleza Ci:z.Labo de Tokio, Japón, una mujer deja que varios caracoles le recorran el rostro. La baba de estos eficientes masajistas ayuda a quitar las células viejas de la epidermis, alivia las quemaduras solares y humedece la piel.
Sexo libre
A la hora de la reproducción, se comportan de modo muy generoso: pueden actuar como macho o hembra, ya que tienen ambos órganos. Una vez decidido quién es quién en la cuestión, ambos son capaces de poner hasta 100 huevos.