Siamogale melilutra fue un mamífero a medio camino entre la nutria y el tejón, pero con las dimensiones de un lobo de hoy en día. En la provincia de Yunnan (China) se halló un cráneo fósil, aplastado y demasiado frágil para intentar ensamblarlo, por eso lo escanearon y reconstruyeron por ordenador. A partir de las imágenes digitales, los paleontólogos Denise Su y Xiaoming Wang dedujeron por la forma de los dientes que Siamogale debió de alimentarse de crustáceos. Pero aún les falta por investigar  cómo los cazaban y digerían y si ese gran tamaño les proporcionaba alguna ventaja y cómo pudo influir en su forma de moverse tanto en tierra como en el agua.

Menos dudas presenta su compañera de talla, el ave Garganornis ballmanni, una oca de unos 23 kilos y metro y medio de altura. Hanneke Meijer, de la Universidad de Bergen (Noruega), la identificó a partir de una tibia fósil en 2014. Ahora ha publicado un estudio basado en fragmentos de huesos de las patas y las alas. Según sus conclusiones, estas no eran aptas para el vuelo, porque sus huesos eran muy cortos. Le habrían servido fundamentalmente como arma defensiva, sobre todo en luchas territoriales o disputas por posibles parejas con otros congéneres. Una especie de espolones en sus “muñecas” apoyan esa función.

Su gigantismo pudo surgir por falta de depredadores terrestres y como defensa ante los voladores. El territorio que habitaba, la actual Italia continental, era entonces una o un conjunto de islas, donde se sabe que habitaron otras aves de dimensiones considerables como el águila Garganoaetus y el búho Tyto gigantea.

Allí, Garganornis debió de asumir el papel de herbívoro que suelen desempeñar en los continentes los pequeños mamíferos. La dieta vegetal, según los autores, procedería de la tierra, ya que la forma de sus patas indica que no pasaba apenas tiempo en el agua.

Su familia, los Anatidae, engloba a nuestros cisnes, patos y gansos, aunque la especie extinta los supera en tamaño. Su condición de no voladora tampoco es exclusiva: la comparte con los desaparecidos dodos, aves elefante y moas y con el actual kakapo.

De cabeza

Comparación de los cráneos de la nutria fósil descubierta en China y una nutria euroasiática actual. El peso de la primera era de 50 kg y de la segunda entre 7 y 12 kg.

Huesos

Analizados de las dos patas de Garganornis ballmanni. Un ave, una especie de oca de unos 23 kilos y metro y medio de altura.