Un estudio publicado en Nature concluye que hasta la mitad del agua que se utiliza para la agricultura puede ser robada o extraída ilegalmente, y el cultivo de fresas España es uno de los ejemplos más notables
El robo de agua es endémico en España, un país semidesértico donde el 80 % del agua de nuestras cuencas se dedica a los regadíos. Es en el sector de la agricultura donde se produce desde hace décadas un continuo expolio de los recursos hídricos del país.
No es de extrañar que España aparezca de forma preeminente en un estudio publicado por la revista Nature en el que se compara el robo de agua en los cultivos de marihuana en California, el algodón en Australia y las fresas en España.
A efectos del estudio se considera robo de agua la utilización de este recurso sin pagar por ella. Los autores del estudio reconocen que para algunas personas el concepto de robo es controvertido, ya que el agua es un bien común. Sin embargo, cuando se usan aguas depuradas de una cuenca sin pagar por el servicio, o se extrae agua de un acuífero de forma ilegal, se está cometiendo un robo, aumentando el riesgo de desertificación y en peligro la supervivencia de los propios cultivos.
Con el avance del cambio climático, España se está quedando sn agua subterránea. El 25% de los acuíferos se encuentren gravemente sobreexplotados según los sucesivos Planes Hidrológicos, pero aquí no se tiene en cuenta la extracción ilegal de agua por parte de los agricultores, que están secando aún más los recursos. Se calcula que en España hay medio millón de pozos ilegales y que una sexta parte de las explotaciones agrícolas roban el agua. La muerte de Julen Roselló en Málaga en 2019 destapó la increíble extensión de la red de pozos ilegales, en uno de los cuales se precipitó el bebé de dos años.
Robar agua es rentable. Las explotaciones que extraen el agua ilegalmente de los acuíferos no tienen que pagar a las administraciones de sus cuencas por el riego. Tampoco tienen incentivos para modernizar los sistemas de riego y conservar el agua, ya que les sale gratis.
En España, dependiendo de las regiones, se sigue utilizando con frecuencia el riego por inundación, que desperdicia más de la mitad del agua. El riego por inundación supone aún un 49% en Cataluña, un 41,7% en Aragón, un 39,1% en Castilla la Mancha, un 31% en la Comunidad Valenciana y un 25% en Andalucía.
¿La conclusión? Los autores calculan que entre el 30 y el 50% del agua del mundo se roba. Quienes cometen el robo son los agricultores y las empresas, pero los autores insisten en que se trata de un problema de cumplimiento. Los marcos políticos, legales e institucionales no están debidamente establecidos para proteger el agua, un recurso del que depende toda la población.
Entre el 30 y el 50% del agua del mundo se roba
Cuando el robo del agua no se persigue, la población no aprecia su verdadero valor, y no se toman las acciones legales necesarias. El cambio climático está acelerando la desertificación de muchas zonas del mundo, y la explotación ilegal del agua agrava el problema. Pero los daños no se paran ahí. El estudio de Nature pone de manifiesto las consecuencias de para el medio ambiente de los tres ejemplos en los que se ha estudiado el robo de agua:
- Las marismas de Doñana en España es una reserva protegida de la biosfera, la más importante en Europa para conservación de las aves migratorias, algunas amenazadas de extensión. El agua del hábitat de Doñana está desapareciendo por la muy rentable producción de fresas, que extraen el agua de los acuíferos que alimentan a las marismas. A pesar del décadas de destrucción, no se toman medidas legales.
- El el norte de California, tras la legalización de la marihuana para usos médicos, el cultivo de esta planta es muy rentable, pero requiere grandes volúmenes de agua. Esto ha llevado a los cultivadores a robar agua urbana y rural, pero no hay un sistema de detección.
- En la cueca del río Te Barwon-Darling en Australia central, una reserva natural histórica, ha sufrido varios casos de robo de agua, es especial un robo a gran escala perpetrado por agricultores. El pasado 2018 el río Barwon se secó en verano. Afortunadamente los agricultores fueron enjuiciados y sancionados.
¿Cómo evitar el robo del agua? Los autores concluyen que solo la vigilancia eficaz y el cumplimiento de la ley pueden proteger los recursos hídricos. Es necesario que las sanciones sean significativas y se apliquen adecuadamente, especialmente en las zonas rurales remotas donde puede haber menos vigilancia.
Los investigadores apuntan además a la importancia de exponer públicamente el robo y a los criminales, lo que llevaría a que hubiera menos tolerancia en la sociedad y más denuncias. Es necesario “un esfuerzo coordinado de los gobiernos, los reguladores y las comunidades para poner fin al escándalo del robo de la mitad del agua del mundo”, dicen los investigadores.
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