La paleoclimatóloga Valérie Masson-Delmotte, ganadora del Prix Diálogo 2020, responde a las preguntas de Quo sobre el cambio climático
Valérie Masson-Delmotte (Nancy, Francia, 1971) es la paleoclimatóloga francesa ganadora del Prix Diálogo 2020 (junto con la glacióloga Carmen Domínguez “Kasmenka”) por sus investigaciones sobre el cambio climático.
Masson-Delmotte es la directora de Investigación de la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica, donde trabaja en el Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente (LSCE). Pero es más conocida por su participación en los últimos informes del IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas.
El IPCC es la autoridad mundial en cambio climático, y el responsable de los informes que alertan a los gobiernos mundiales del riesgo del aumento de la temperatura global en el planeta.
Los científicos del IPCC son los responsables del informe que surgió de los acuerdos de París, el cual indicaba que era imprescindible limitar el calentamiento a 1.5 °C por encima de los niveles previos a la revolución industrial para 2030 con el fin de evitar las consecuencias más catastróficas. Un objetivo que algunos consideran inalcanzable.
Masson-Delmotte responde a las preguntas de Quo sobre su labor investigadora, el futuro de la humanidad y la necesaria concienciación de las empresas y las personas sobre el riesgo del cambio climático.
QUO: Muchas personas conocen la climatología por las previsiones meteorológicas, pero usted es paleoclimatóloga, es decir, investiga el clima del pasado.
VMD: Bueno, yo soy física y mi trabajo de investigación tiene que ver con caracterizar y comprender las variaciones climáticas pasadas utilizando los indicadores que quedan registrados en archivos naturales permanentemente. En particular, utilizo información de los anillos de los árboles y muestras de los testigos de hielo de Groenlandia, la Antártida o el Tíbet.
¿Esos registros nos permiten hacer previsiones sobre el clima del futuro?
No directamente. La máquina climática, es decir, la atmósfera, los océanos, la superficie de los continentes, el hielo, y también la biosfera, ha funcionado del mismo modo en el pasado que hoy en día. Conocer las variaciones climáticas pasadas es importante para comprender cómo funciona esta máquina climática, cómo reaccionó a diferentes perturbaciones naturales.
El que la temperatura haya aumentado ya en un grado representa una ruptura respecto a las variaciones naturales del clima a lo largo de miles de años
El conocimiento de los climas pasados también es importante para poner en su lugar los cambios actuales, porque muestra en qué punto hay una ruptura. Muestra en qué medida, desde la revolución industrial, las actividades humanas trastocan de forma muy profunda la composición de la atmósfera, con un aumento del contenido de gases de efecto invernadero sin precedentes en los últimos millones de años.
El que la temperatura haya aumentado ya en un grado representa una ruptura respecto a las variaciones naturales del clima a lo largo de miles de años. Pero lo más importante, al menos para mí, es que la variación del clima del pasado nos permite probar herramientas de modelización.
Como usted ha dicho, para hacer la previsión del tiempo tenemos observaciones, y modelos de cómo funciona la atmósfera basados en las leyes de la física. A partir de un estado inicial de la atmósfera podemos anticipar la evolución más probable en unas horas o unos días.
Pero el clima es diferente, aquí es importante todo lo que trastoca el equilibrio de energía de la Tierra. Toda lo que afecta a la cantidad energía solar que entra y la que sale como radiación infrarroja, y cómo interactúa con la atmósfera, los océanos, los continentes, el hielo, el ciclo del carbono y todas sus interacciones, y lo representamos basándonoslos en la comprensión de esos procesos.
Hay procesos en funcionamiento hoy de los que sabemos aún muy poco, por ejemplo, el hielo antártico
Pero existen importantes incertidumbres, en particular sobre la amplificación de los fenómenos, lo que llamamos retroalimentación o círculos viciosos. Hay unos cuarenta modelos del clima, y los estamos comparando permanentemente, y vemos que puede haber comportamientos diferentes. Para mí es esencial probar esos modelos con el comportamiento pasado del clima.
Hay procesos, mecanismos en funcionamiento hoy, de los que sabemos aún muy poco, por ejemplo, el hielo antártico. La Antártida está cubierta por una gruesa capa de hielo que fluye parcialmente sobre el océano. Estamos observando los movimientos de este enorme casquete de hielo desde hace poco. Las primeras bases científicas y satelitales para estudiar el hielo marino son de 1979, y seguimos la masa de hielo del continente solo desde hace unos treinta años.
En ese tiempo tan corto hemos visto que la Antártida hoy está perdiendo cada vez más masa por deslizamiento. El agua del océano derrite la parte flotante de abajo, y provoca un deslizamiento más rápido del hielo. Pero tenemos muchas incertidumbres sobre la evolución futura, y ahí los climas pasados y los períodos cálidos debidos a factores naturales, como la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol nos brindan información valiosa, como para qué rango de calentamiento tendremos una desestabilización de esta capa de hielo, o cuál es el orden de magnitud en que puede contribuir al aumento del nivel del mar y en qué escala de tiempo.
El hielo del Ártico ya desaparece en verano. ¿Estamos llegando al punto de no retorno en el que el hielo de la Antártida podría desaparecer?
La noción de punto sin retorno es algo que abordamos con profundidad para descubrir qué es reversible y qué es irreversible. Dado que el calentamiento global ya ha comenzado con la acumulación de calor en el océano, no podemos volver al clima de nuestra juventud o de la juventud de nuestros padres. No es posible, eso ya es irreversible.
No podemos volver al clima de nuestros padres, eso ya es irreversible.
Pero si hablamos del hielo marino alrededor del Océano Ártico, eso sí es reversible. Tan pronto como estabilicemos la composición de la atmósfera, bloqueamos su evolución. No hay nada irreversible en el hielo del Polo Norte.
En cuanto a la capa de hielo de Groenlandia o el inmenso glaciar de la Antártida, es posible que para determinados sectores ya se hayan puesto en marcha mecanismos que llevarán a un retroceso de partes de los glaciares que se prolongará durante varias décadas, varios siglos, pero no es todavía seguro.
Cada uno de estos glaciares, cada una de estas partes, puede contribuir al aumento del nivel del mar. Y sabemos que existen umbrales en términos del nivel de calentamiento global que pueden conducir a una pérdida irreversible de hielo en escalas de tiempo de varios siglos y varios metros. Hoy, se cree que esos umbrales están entre uno y medio y tres grados de calentamiento global. Por el momento, estamos a poco más de un grado.
También debe entenderse que un mayor calentamiento futuro depende de las futuras emisiones de gases de efecto invernadero. Así que tenemos opciones. Si detenemos todas las emisiones de gases de efecto invernadero no habrá más calentamiento. Pero por otro lado, debido a que la mezcla en el océano lleva siglos, debido a que los glaciares tardan mucho en adaptarse, el nivel del mar seguirá subiendo.
Si detenemos todas las emisiones de gases de efecto invernadero no habría más calentamiento, pero el nivel del mar seguirá subiendo
Es seguro que el clima seguirá calentándose, aunque reduzcamos las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero si los reducimos drásticamente y alcanzamos la neutralidad de carbono, entonces el clima, la temperatura, y la ocurrencia de eventos extremos se estabilizarán en unas pocas décadas. Podemos hacerlo para el 2050 si actuamos con decisión.
Cuanto más tardemos en actuar, más se acumulan las emisiones de dióxido de carbono pasadas, presentes y futuras, y tanto mayor será la deriva el clima. Es algo que a menudo se explica muy mal y que la mayoría de la gente entiende muy mal. Mucha gente lo ve como un termostato, como la calefacción de un coche. Creen que si bajamos las emisiones podemos volver atrás, pero así no es como funciona esto.
De hecho, es como ocurre con la pandemia que tenemos hoy. Si reducimos nuestros contactos sociales, podemos estabilizar la evolución de la pandemia durante varias semanas. En el clima, si reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, podemos estabilizar el calentamiento durante casi una generación.
Hay algunas voces críticas que señalan que la meta de un calentamiento de solo 1,5 grados antes de 2030 no es posible ya que habría que reducir las emisiones en un 15% anual y es dudoso que eso ocurra.
Eso es algo que se está evaluando. Requiere contemplar varios aspectos de la viabilidad en términos de la transición en todos los sectores de actividad, y de la reorientación de la inercia de las infraestructuras humanas ya existentes.
Y luego está la viabilidad desde un punto de vista del funcionamiento del clima en sí, lo que se llama geofísica. Todavía no hay una respuesta completa que diga que un grado y medio está totalmente fuera de nuestro alcance. Pero es cierto que las acciones que se están llevando a cabo hoy en todos los países del mundo no son suficientes para una reducción sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero compatible con la estabilización en un nivel tan bajo.
Todavía no hay una respuesta completa que diga que un grado y medio está totalmente fuera de nuestro alcance
Entonces, lo que hay que entender es que cada tonelada de CO2 cuenta. No hay umbral, no hay nivel que proteja de los riesgos vinculados al clima, y que una vez que lo sobrepasamos produce riesgos aún mayores. Cuanto más aumente el nivel de calentamiento, como ha ocurrido desde 1850, tanto más se van a exacerbar una serie de riesgos con un aspecto crónico. Efectos graduales que son insidiosos, tendencias de temperatura que afectarán los movimientos de las especies, el aumento gradual del nivel del mar, o cambios graduales en las lluvias, por ejemplo, alrededor del Mediterráneo.
Además hay efectos agudos, como olas de calor más más intensos, precipitaciones más altos, sequías más pronunciadas, condiciones más favorables para los incendios forestales en áreas más extensas durante temporadas más extensas u ocasionalmente mucho más severos.
Cada tonelada de CO2 cuenta, no hay umbral, no hay nivel que proteja de los riesgos vinculados al clima
Todos estos riesgos ligados al funcionamiento del clima aumentan con el calentamiento y, en determinados casos, pueden sobrepasar las capacidades de adaptación y tener efectos brutales. Podemos tener cambios graduales y, en un momento, ecosistemas que colapsan porque ya no pueden hacer frente a estas condiciones.
Hay algunos muy expuestos, por ejemplo los arrecifes de coral tropicales, que sufren degradación cuando hay olas de calor más frecuentes en el mar. Para las sociedades humanas está la cuestión de la capacidad de adaptación y ya estamos viendo hoy en día el impacto del cambio climático en todas partes, lo que demuestra que no estamos preparados para el clima actual.
A menudo, cuando hablamos de cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero son lo obvio. La causa de estos acontecimientos. Pero también está la cuestión de definirlo bien para cada región, para cada sector de actividad. ¿Cuáles son los factores climáticos que provocan los impactos? ¿Cuáles son las exposiciones a estos riesgos? ¿Cuáles son las vulnerabilidades? Y si podemos actuar sobre esto para asegurar que las consecuencias sean limitadas.
No estamos anticipándonos, no estamos usando la información científica para limitar futuras crisis
Aquí también hay un gran retraso en la implementación de las estrategias de adaptación en la mayor parte de las regiones del mundo, ya sea para la costa, la gestión del agua, la gestión forestal, la transformación de las ciudades, o las prácticas agrícolas.
A menudo estamos más en la gestión de las crisis: cuando se produce un nuevo evento, uno se ve obligado a actuar. Pero todavía no estamos anticipándonos, no estamos usando la información científica para limitar futuras crisis, y eso es algo fundamental para mí.
¿Cree que hay voluntad política para que se produzcan los cambios necesarios para evitar un calentamiento de dos grados o más?
Bueno, ¿qué es la voluntad política? La política es el resultado de las expectativas de los ciudadanos. Es el resultado de las expectativas de empresas y agentes económicos. Es también el resultado de una visión, una visión política, de lo que aspiramos, de una forma de desarrollo que queremos construir.
No creo que la información científica por sí dé lugar al coraje político necesario para llevar a cabo transformaciones profundas. Creo mucho más en una apropiación de los elementos científicos y también en el sentido común que cada uno despliega al observar los cambios que afectan, los análisis que hacen las comunidades, las empresas de seguros o las finanzas, que analizan constantemente los riesgos. Reflexionan sobre lo que la resiliencia puede ser para ellos, es decir, asegurar su prosperidad frente a nuevos tipos de riesgos o crisis.
No creo que nunca en la historia haya habido cambios políticos basados en conocimientos científicos. Creo mucho más en el sentido común de las comunidades y las empresas.
Son las presiones, las expectativas expresadas por estos diversos actores de la sociedad las que impulsan transformaciones y planes de acción. Creo que este punto es realmente muy importante. No creo que nunca en la historia haya habido cambios iniciados el mundo político puramente basados en elementos científicos.
Desde el periodismo científico nos enfrentamos con los negacionistas, no solamente del cambio climático, sino también de las vacunas, y en general de la ciencia.
Tiene usted razón, hay negación, negación de cualquier tipo de riesgo. Pero para el clima, no es solo negación, también hay comerciantes de la duda. Es decir actores económicos cuyos intereses están estrechamente ligados a los sectores que más gases de efecto invernadero emiten. Ellos han fabricado las dudas, han propagado estas dudas y han distorsionado por completo el debate público. Esto ha quedado muy claramente demostrado en el tema del cambio climático, y en particular en algunos países anglosajones, de una manera sumamente preocupante.
Luego, más allá de los comerciantes de la duda y la negación, que es parte del funcionamiento humano, creo que por parte de muchos actores del mundo político también hay indiferencia. Hay una especie de fatalismo, incluso cinismo. Es decir, a veces hay una comprensión de lo que está en juego, pero una incapacidad para concebir cómo llevar a cabo las transformaciones y transiciones necesarias y una forma de cinismo para decirse a sí mismos que “bueno, aquí estamos, vamos a gestionar a corto plazo, y luego los siguientes ya se encargarán de ello”, lo cual es muy cínico.
Después de la retirada de EEUU del acuerdo de París este año, ¿es usted optimista respecto a la nueva administración estadounidense?
No quiero hablar de lo que no sé. He observado con la mayor preocupación los esfuerzos estructurados, planificados y efectivamente implementados de la administración Trump desde su elección para la desregulación ambiental. Por ejemplo, la Facultad de Derecho de Sabin ha establecido el Climate Deregulation Tracker, para seguir todo lo que se había puesto en marcha para rechazar o retrasar las regulaciones para la protección del medio ambiente, la calidad del aire, la eficiencia energética, el rendimiento de todo lo que se vende.
Ha sido sumamente preocupante observar todo esto desde el principio. Al final, el hecho de que Trump optara por salir del acuerdo de París sobre el clima tiene el mérito de la claridad y la franqueza. Pero por otro lado, hubo un movimiento muy profundo llamado We Are Still In en Estados Unidos, que reunió a grandes ciudades, estados, empresas, inversores, que juntas representaban del orden de 150 millones de estadounidenses y que continúan y afirman seguir actuando en interés del clima planetario, es decir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y también actuando para adaptarse a un clima cambiante.
Para mí es trágico que el tema del cambio climático se haya convertido en un punto de división política: la observación científica la ha hecho un termómetro que no vota
Entonces ya veremos qué hará la nueva administración. Escuché que John Kerry, creo, sería el enviado del presidente electo de Estados Unidos en el asunto del clima. Es alguien que conoce muy bien estos temas.
Para mí, es trágico cuando el tema del cambio climático, su realidad, la gravedad de los problemas, la importancia de actuar con rapidez y ambición, todo esto se ha convertido en un punto de división, donde en un lado, respaldamos estos elementos y por el otro, en el otro bando político, rechazan el conjunto y niegan el problema. Para mí es trágico esta falta de relación entre ciencia y sociedad, porque la observación científica está ahí, la ha hecho un termómetro, y ese no vota.
Tenemos un hallazgo científico que está ahí, que cada se está volviendo más refinado, que está muy claramente establecido. Y a mí lo que me gustaría es que en el debate político debatiéramos qué elegimos hacer en términos de adaptación. ¿Qué estamos protegiendo? ¿Por qué? ¿En interés de qué? ¿Los más vulnerables? ¿Infraestructuras críticas, o los intereses de los más pudientes?
Asimismo, sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, hay varias formas de pensar. Hay formas que son por regulación pública. Hay quienes quieren jugar en los mercados internacionales con permisos para contaminar. Hay quienes quieren jugar a través de los impuestos, otros que proponen más vincular la protección de la biodiversidad, soluciones basadas en ecosistemas, acciones con múltiples beneficios, clima y vida.
Yo esperaría debates con distintas opciones y propuestas según los valores y corrientes políticas que existen, pero no conseguimos tener este debate
También está toda la cuestión de construir transiciones que sean justas, transiciones que tengan en cuenta las desigualdades y la justicia social. Y luego está también esta cuestión, que es fundamental para las transiciones y transformaciones que permitan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, generar empleo y actividad económica. Las denominadas transiciones justas que también incluyen mecanismos de compensación para que los empleados de los sectores más interesados se preparen para su reciclaje. Preparar finalmente un cambio en el tejido económico del empleo.
Yo, lo que esperaría son debates sobre estos puntos, con distintas opciones, propuestas según los valores y corrientes políticas que existen. Y vemos que no conseguimos tener este debate. No hay debate sobre las soluciones ni las estrategias ni opciones políticas integrando el tema del cambio climático, y eso es algo que realmente lamento.
El año pasado Greta Thumberg estaba en todas las noticias hablando del clima, y esas noticias han desaparecido. ¿Cree que la pandemia ha cambiado el foco de la opinión pública?
El tema de la pandemia fue un shock, pero la aparición de zoonosis también era algo que se había anticipado. Las alarmas se han hecho sonar muchas veces, especialmente por especialistas en lo que se llama salud planetaria, Word Health, que demuestran cuánto depende la salud humana de la salud de los ecosistemas y la salud animal. Creo que no se tomó en serio.
También vemos en nuestros países europeos que no había ninguna anticipación, que no tenían una estrategia preparada para enfrentarse una nueva pandemia, que muchos de nuestros gobiernos estaban perdidos. Creo que muchos ciudadanos percibieron con mucha claridad la falta de preparación por reacción ante una emergencia.
Europa no tenía una estrategia preparada para enfrentarse una nueva pandemia, muchos de nuestros gobiernos estaban perdidos
Finalmente, negar a las personas la libertad de moverse, que es la forma definitiva de limitar la propagación de un virus, ha cambiado la vida de todos radicalmente. Se trata de un movimiento fundamental, tal y como lo veo. Desde hace meses me siguen llamando, en particular en las universidades, en las escuelas, los estudiantes de secundaria, los estudiantes, las empresas, las comunidades para seguir interviniendo.
Sobre Greta, lo que me llama la atención es que está hablando de activistas que salen a la calle, que piden cosas. Pero yo de hecho veo más trabajo de base, es decir, jóvenes que están estudiando, que buscan adquirir habilidades, que reflexionan sobre su trayectoria profesional y sobre la cuestión de cómo actuar para aportar soluciones. En Francia, por ejemplo, tenemos una coalición de fundaciones cuyas fundaciones de interés general, filantrópicas, que se ha puesto en marcha para integrar el tema climático con otras emergencias sociales y temas de salud y seguridad que trata.
También contamos con una red de exalumnos de centros de educación superior denominada Alumni for the Planet, que se creó con la idea de que sí, los jóvenes se están uniendo, se manifiestan, provocan conversaciones en las familias, en su lugar de estudio, y a veces en el contexto profesional.
Más que activistas que salen a la calle yo veo más trabajo de base, jóvenes que están estudiando, que buscan adquirir habilidades, que reflexionan sobre cómo actuar para aportar soluciones
Pero las palancas de acción están en manos de quienes hoy ejercen diversas profesiones y también desean actuar. Es algo que me sorprende, de hecho. Este movimiento fundamental. Esta reflexión profunda, pero que no se ve en los medios, que no se refleja. Estabas hablando de Greta y me parece una pena que pongamos por delante a una sola persona, aunque sea una persona que al final tiene la capacidad de movilizar a muchos otros jóvenes, pero que no muestra toda la diversidad de personas que, hoy, aunque se encuentren confinadas y enfrenten grandes dificultades, continuan con el intercambio, con la reflexión, y finalmente han integrado muy profundamente esta cuestión de acción en relación al cambio climático en la forma en que se proyectan por el resto de sus vidas.
A falta de voluntad política o conciencia social, hay quienes hablan de soluciones tecnológicas como la captura de carbono. ¿Cree que basta con soluciones tecnológicas para ponernos al día con el cambio climático?
Necesitamos soluciones tecnológicas en todas las industrias. Hay buenas noticias, por ejemplo en la producción de electricidad. Hoy tenemos disrupciones en el mundo en la producción de electricidad por energías renovables que permiten cosas que no estaban disponibles hace diez o veinte años, que son competitivos y que permiten la producción de electricidad emitiendo muchos menos gases de efecto invernadero.
Del mismo modo, para desplazarse, están por supuesto los transportes público, o la movilidad activa a pie o en bicicleta. Pero muchas personas dependen del automóvil y hoy tenemos la posibilidad, con pequeños vehículos eléctricos ligeros, de tener a lo largo del ciclo de vida de los vehículos una fuerte reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero al tiempo que se satisfacen las necesidades de movilidad.
Si queremos mantener el calentamiento global a un nivel bajo, las soluciones puramente tecnológicas no son suficientes.
Esto es solo para ilustrar que, por supuesto, no se trata solo de tecnología, pero que la tecnología es importante. En el sector de la agricultura, para lograr almacenar más carbono en el suelo durante la producción de alimentos, también existen soluciones que a veces vienen del conocimiento local, tradicional, pero también de las modernas y nuevas técnicas agronómicas, que deben ser, para ser movilizado.
Pero si queremos mantener el calentamiento a un nivel bajo, las soluciones puramente tecnológicas no son suficientes. Esto se ha demostrado muy claramente en informes recientes del IPCC, en el sentido de que si la demanda, especialmente de energía, materiales no renovables y proteína animal, sigue aumentando en todo el mundo, de hecho costará más transformar los sistemas de producción y no podremos transformarlos lo suficientemente rápido.
Como se afirma en las valoraciones de los informes del IPCC, existe una doble apuesta: la transformación de todos los sistemas productivos de las grandes infraestructuras, incluido el sector de la edificación y las ciudades. Y también está la cuestión de las transformaciones sociales hacia patrones de consumo mucho más sostenibles, estilos de vida mucho más sostenibles que el caso actual, en particular para las poblaciones más ricas en todo el mundo.
Con alimentos más saludables, más cereales integrales, más frutas y verduras, frutos secos y más proteína vegetal, podemos limitar la presión sobre la tierra
Por tanto, no me opongo por un lado a las soluciones tecnológicas ni a la búsqueda de una forma de vida más sostenible. Los dos se complementan. Por ejemplo, si tenemos transformaciones en las prácticas alimentarias hacia formas de nutrición más saludables, es decir que permitan una larga vida con buena salud, que reduzcan los factores de comorbilidad. Con alimentos más saludables, más cereales integrales, más frutas y verduras, frutos secos y más proteína vegetal.
Estas formas de alimentación también permiten limitar la presión sobre la tierra, facilitar la transformación de las prácticas agrícolas y utilizar la tierra, por supuesto, para proteger la biodiversidad. producir energía, almacenar carbono y alimentar a humanos y animales. Las dos cosas se complementan.
También necesitamos contar con la captura y almacenamiento de CO2. Si queremos tener éxito en limitar el calentamiento a un nivel bajo, también debemos, en algún momento, ser capaces, no solo de evitar que el CO2 entre a la atmósfera, sino de capturar parte de lo que ya tiene. emitido y guárdelo de forma duradera. Y no estamos allí en absoluto. De hecho, también existe una necesidad real de investigación, de experimentación para desarrollar estos enfoques y que estén disponibles gradualmente en las próximas décadas. Esto es algo que también es importante.
Pero hay un enfoque climático, todo un conjunto de soluciones de lo que se puede hacer de manera sostenible. Es importante analizar las opciones de acción de las tecnologías y sus implicaciones desde el punto de vista de las diversas dimensiones de la sostenibilidad, no solo desde las emisiones de gases de efecto invernadero o la captura de carbono.
He visto que usted está muy interesada en la próxima generación, y ha escrito un libro para niños. ¿Es porque los adultos ya son una causa perdida?
Desde mi punto de vista, lo realmente fundamental es la educación y la formación a lo largo de la vida. Muchos adultos no tenían ningún punto de referencia en el contexto de su formación inicial en la escuela, en el contexto de la preparación para su profesión, sobre estas cuestiones del clima.
Y en el tratamiento de esta información por parte de los medios, es muy difícil tener una imagen general de lo que es el cambio climático. ¿Sus causas? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son sus consecuencias y desafíos que plantean?
Las noticias que destacan los medios son como pinceladas de color, pero es muy difícil para una persona normal ver el panorama completo
Lo describo un poco como ves un cuadro impresionista. Cada una de las noticias es como una pincelada de color, y metemos la nariz en esa pincelada de color. ¡Mira! Aquí hay una discusión sobre el acuerdo de París. ¡Mira, aquí hay un evento extremo! ¡Mira!, aquí ha salido un nuevo trabajo científico. Esto es lo que destacan los medios. Pero es muy difícil para una persona normal ver el panorama completo.
Para comprender estas pinceladas de color debes tomar cierta distancia. Ver cómo encajan. Comprender qué es el cambio climático y sus implicaciones. Para eso es necesario un período de formación, es necesario desarrollar habilidades. Obviamente, la escuela, en el sentido de la educación hasta los 18 años, es un espacio importante para desarrollar las habilidades que necesitarán los futuros ciudadanos. Y como científico productor de conocimiento, estoy muy empeñada en enseñar los conocimientos más recientes, especialmente en las ciencias de la vida y la tierra.
Y también existe la necesidad de una formación permanente. Sería necesario capacitar, por ejemplo, a los ejecutivos de servicios públicos sobre estos temas. Sería necesario ofrecer capacitación a los funcionarios electos que deben tener que manejar temas relacionados con los ecosistemas, biodiversidad, clima, para los cuales a menudo están mal capacitados.
Cuando miramos todos los cursos de formación, muchas veces es en las escuelas de negocios, de ciencias políticas o en derecho donde se enseñan menos aspectos relacionados con el medio ambiente. Sin embargo, en última instancia, son sectores de actividad en primera línea y para la cual estas habilidades son tan importantes para ser enseñadas.
Así que no me concentro en el tema de los niños. Creo que es importante que los niños tengan claves para entender cuando nosotros. Cuando informamos a los niños, también llegamos a las familias, lo que es una suerte. Pero también soy activista. De hecho, es mi compromiso que el conocimiento científico sobre el cambio climático sea parte de toda la formación inicial y continua en todos los sectores de actividad.