La nieve es un fenómeno que puede parecer inusual en España pero si echamos la vista atrás no es tan raro que nuestra geografía se tiña de blanco. Las más copiosas suelen darse en zonas de montaña, especialmente en pueblos de la Cordillera Cantábrica pero los copos de nieve también se han dejado ver en ciudades importantes.

Texto de @MarGomez. Doctora en Físicas. Responsable del área de meteorología de @eltiempoes

La nevadona de los tres ochos

En febrero de 1888 comenzó a nevar como nunca antes había ocurrido. Desde el 14 al 20 de febrero no paró de nevar en Asturias y Cantabria. Solo tuvieron tres días de respiro antes de la llegada de nuevas nieves que sumaron centímetros en la región desde el día 24. La nieve no cesó hasta principios de marzo y volvió a retomarse intermitentemente a lo largo del mes hasta el día 22 de marzo.

A consecuencia de las fuertes nevadas, 29 personas fallecieron y más de 5 metros de nieve se acumularon en las calles de algunas localidades como Sotres (Asturias). Entre 3 y 4 metros se llegaron a medir en Bulnes o Tielve. Toda la zona quedó incomunicada y los ferrocarriles desaparecieron bajo la nieve. Está considerada como una de las nevadas más severas en las comunidades cantábricas.

Tren express procedente de Francia y atascado en España por una fuerte nevada. La ilustración corresponde a una nevada sufrida 15 años antes, en 1873, que refleja los problemas a los que se enfrentaban en la época cuando una nevada fuerte azotaba el norte de España.
De Agostini / Biblioteca Ambrosiana / Getty Images

La gran nevada de la Navidad de 1926

Entre el 25 y el 27 de diciembre de 1926 nevó en una de las zonas donde suele ser menos común. Muchos alicantinos vivieron una auténtica blanca Navidad ya que desde esa misma noche comenzaron a caer copos en la provincia. Cerca de unos 2 metros de nieve se registraron en la montaña del interior de Alicante. Además, la nieve llegó a cuajar en otras ciudades costeras como Almería, Málaga, Torrevieja o Cartagena.

Más de medio metro en Burgos en 2004

Es difícil evaluar cuál fue el invierno que tuvo la mayor nevada del siglo XXI, ya que depende de la zona y región. Pero la ciudad de Burgos, en el año 2004, podría ostentar este título. El espesor de nieve en diferentes zonas de la ciudad osciló entre los 50 y 70 cm. El temporal de nieve obligó a cerrar una de las carreteras más transitadas de nuestro país, la A-1, dejando atrapadas a miles de personas.

Nevada en un parque de Burgos. César Manso / Getty Images

La nevada más caótica: año 2009 en la ciudad de Madrid

Nieve y frío, una combinación nefasta en la capital de España en enero del año 2009 que dio lugar a carreteras intransitables, trenes con retraso e incluso el cierre del aeropuerto Adolfo Suárez durante más de cinco horas. Las cantidades no fueron demasiado abundantes -no superaron los 5 cm en la ciudad y los 7 cm en Barajas- pero fueron suficientes para hacer de esta una de las nevadas más caóticas de la historia.

Dominique Faget / Getty Images

Y en el futuro ¿más o menos probabilidad de nevadas fuertes?

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático analiza los efectos del calentamiento global y las proyecciones en el futuro. En el caso de las nevadas es complicado establecer si tendremos más o menos frecuencia e intensidad de este tipo de precipitación. Está claro que la tendencia es a un aumento de la temperatura y en algunas zonas, a pesar de que podría llover menos, podría hacerlo de forma más torrencial como en el Mediterráneo.

Cuanto más cálido está el aire, mayor es la cantidad de vapor de agua que puede sostener y mayor es la precipitación que se puede producir. Si además aumenta la temperatura de la superficie de los océanos, aumenta la evaporación y, por tanto, la fuente de vapor de agua para formar nubes.

Podría producirse un aumento de nevadas copiosas en un entorno más templado cerca de los cero grados. Sin embargo, los estudios no son claros al respecto. Habrá que esperar un tiempo para poder determinar si en un futuro viviremos nevadas más severas que algunas de las que nos han acompañado en nuestra historia.