Consiguen imágenes que revelan el modo en que los lagartos pierden su cola, y descubren el secreto
Es uno de los mecanismos biológicos con más investigación científica detrás. Perder una parte del cuerpo en un momento de peligro es una estrategia de éxito, no solo entre los lagartos y lagartijas.
Cuando se sienten acosadas, algunas especies de arañas sueltas las patas, hay ratones que se desprenden de la piel y una especie de babosas “sueltan” la cabeza y la recuperan si hace falta.
Este comportamiento confunde al depredador y le da tiempo al resto del lagarto para escabullirse.
Hay mucho por saber aún tras esta estrategia biológica. Probablemente lo más intrincado es descubrir cómo se regenera después. Averiguarlo será uno de los grandes avances en medicina regenerativa de todos los tiempos.
Ahora se ha dado un gran paso para descifrar este mecanismo anti-depredador, que tiene que ver con la biomecánica del desprendimiento de la cola. Es decir, han estudiado y comprendido cómo es posible que la cola esté sujeta al cuerpo y, súbitamente, pueda desprenderse si ocasionar un desgarro mortal a la lagartija.
La paradoja de la cola de lagarto
Yong-Ak Song, ingeniero biomecánico de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi, llama a esto la «paradoja de la cola»: debe ser simultáneamente adherente y separable. “Tiene que separar su cola rápidamente para poder sobrevivir”, explica el Dr. Song sobre el lagarto. “Pero al mismo tiempo, no puede perder la cola con demasiada facilidad”.
Recientemente, el Dr. Song y sus colegas intentaron resolver la paradoja examinando varias colas recién amputadas. Según el Dr. Song, el campus de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi está repleto de geckos. Usando pequeños lazos unidos a cañas de pescar, reunieron varios lagartos de tres especies: dos tipos de geckos y un lagarto del desierto.
De vuelta en el laboratorio, tiraron de las colas de las lagartijas con los dedos, provocando una situación de estrés que impulsaba que la cola se desprendiera. Filmaron el proceso resultante a 3000 fotogramas por segundo con una cámara de alta velocidad. Después, observaron las colas bajo un microscopio electrónico.
A escala microscópica, pudieron ver que cada fractura donde la cola se había separado del cuerpo estaba llena de micro pilares en forma de hongo. Acercándose aún más, vieron los sombreros de esas estructuras en forma de hongo están salpicados de minúsculos poros que son en realidad la zona de unión entre la cola y el cuerpo.
Estas microestructuras pueden resistir la tracción, pero se quiebra con una pequeña torsión, un pequeño giro de la cola. Determinaron que las colas tenían 17 veces más probabilidades de fracturarse al doblarse que al tirar de ellas. En los vídeos en cámara lenta que tomaron los investigadores, las lagartijas torcieron sus colas para partirlas limpiamente en dos a lo largo del plano de fractura.
Sus hallazgos, publicados en la revista Science , ilustran cómo estas colas alcanzan el equilibrio perfecto entre lo firme y lo frágil. Este vídeo recoge el estudio y las imágenes de la estructura interna de la cola de los lagartos.
Los investigadores creen que comprender el proceso que permite a los lagartos arrojar sus colas podría tener usos para unir prótesis, injertos de piel o vendajes, e incluso puede ayudar a los robots a deshacerse de las partes rotas.