Anna Boqué es científica y surfista. Decidió unir ambas pasiones para investigar las condiciones para el surf en el Mar Mediterráneo. Entre otras cosas, ha encontrado los 10 puntos costeros con mayor frecuencia de olas surfeables al año en la costa mediterránea de la península ibérica
Anna Boqué Ciurana, Universitat Rovira i Virgili
¿Quién dice que en el mar Mediterráneo no se puede surfear? ¿Acaso hay pruebas?
El Mediterráneo es un mar de mareas pequeñas, casi imperceptibles en días con buen tiempo, y con una masa de agua prácticamente siempre en calma. Para muchos, en el Mediterráneo no se puede surfear, les parece poco más que una piscina grande, imposible de surfear con un tabla ni en tempestades ni en días serenos. Las olas tienen fama de mala calidad, hay pocas grandes, y el tiempo que pasa entre una y otra es bajo, lo que hace que el oleaje esté desordenado. En invierno pueden pasar entre 7 y 9 segundos entre ola y ola. Hasta aquí, la teoría que lo condena. Pero ¿es posible desmontarla?
Además de mi trabajo como investigadora (Centre for Climate Change C3, Facultad de Turismo y Geografía, Universitat Rovira i Virgili), soy mediterránea y una apasionada del surf. Así que decidí incorporar las tres cosas y poner a prueba el surf en el segundo mar interior más grande del planeta, el Mediterráneo. El resultado del trabajo realizado nos ha permitido establecer los mejores puntos de surf en distintos momentos del año en la costa mediterránea y ofrecer información útil a los surfistas que estén pensando cargar una tabla y elegir destino, algo que puede impulsar el turismo de surf donde no lo hay y en temporadas en las que el veraneante de sol y playa deja de ir a la costa.
Objetivo: diseñar un servicio climático para el surf
Para ver si en el mar Mediterráneo se puede surfear, emprendí la tarea de desarrollar un servicio climático para el surf. El concepto de servicio climático es una idea del Global Framework for Climate Services. Se trata de transformar datos climáticos en información útil que ayude a la toma de decisiones a usuarios finales de un sector en concreto.
Para poder diseñar un servicio climático para el surf hay que entender muy bien cómo se forma el oleaje y qué condiciones harán que en una playa haya una buena sesión de surf o no. Así, dentro del proyecto INDECIS, y en el marco de mi tesis doctoral, diseñamos una metodología que nos permite tener datos sistemáticos de la altura significante del oleaje, el periodo de pico, la dirección media del oleaje y su altura máxima.
Todos estos datos nos sirven para conocer los días esperados de surf al año en lugares concretos. Se consiguen a partir de registros de boyas oceánicas y se pueden explorar desde la página web de Puertos del Estado. Así pues, gracias a la la climatología del surf de la península ibérica concluimos que los datos desmienten el tópico: Sí se puede hacer surf en el Mediterráneo, y con olas de calidad.
Los 10 puntos con más días de surf en el Mediterráneo
A modo de ejemplo, y gracias a los datos de las boyas oceánicas, podemos identificar los 10 puntos costeros con mayor frecuencia de olas surfeables al año en la costa mediterránea de la península ibérica:
1. La Fosca (Palamós) ofrece 123 días esperados de surf por año.
2. La Playa del Prat (Barcelona) ofrece 67 días.
3, 4, 5, 6, 7. Hay un empate de 55 días de surf por año en las playas de Port Saplatja, Las Acelgas, Camping Patacona, Las Arenas y la Patacona (Valencia).
8. La Pineda (Tarragona) ofrece 51 días esperados de surf por año.
9. La Platja del Castell (Palamós) con 34 días esperados de surf.
10. La Malvarrosa (Valencia) con 32 días esperados de surf.
Valores más limitados se presentan en la Costas de Málaga y Alicante.
Lo que importa a los surfistas
El desarrollo del servicio climático también exige conocer las necesidades de los surfistas. Así que hicimos una encuesta a surfistas que hubieran surfeado por lo menos una vez en la península ibérica. Gracias a esta encuesta conocimos realmente qué información sobre condiciones meteorológicas y climatológicas valoran más para tener una mejor experiencia de surf.
En primer lugar, valoran tener información sobre la práctica del surf según el nivel de usuario; recibir información del oleaje con mayor resolución espacial (actualmente las predicciones tienen un margen de error alto, ya que dan el valor de la predicción en alta mar y no en profundidades someras) y, por último, que exista información disponible de otras actividades posibles en la zona en caso de que ese día el surf no sea viable.
Respecto a la información del oleaje con mayor resolución espacial, hemos desarrollado una método de bajada de escala híbrido para conseguir datos de oleaje en profundidades someras, que es donde realmente los surfistas practican el deporte, y con una muy alta resolución espacial de 100 metros.
Ventajas para el sector turístico
La península ibérica tiene diferentes realidades respecto a la disponibilidad de días esperados de surf por año. Aun así, merece la pena desarrollar el servicio climático íntegramente, tanto en el Mediterráneo como para el Atlántico.
En la costa atlántica, donde el turismo del surf en algunas zonas ya está bastante desarrollado, puede ayudar a desestacionalizar la oferta turística. Aun así, hay que saber a qué segmento dirigirse. Con los indicadores diseñados es posible ver qué temporada es mejor para ofertar surf según el nivel del surfista concreto. En el caso del Mediterráneo, el surf puede servir para diversificar y también desestacionalizar la oferta turística, por ejemplo, en fechas en las que el turismo de sol y playa no es viable pero pueden propiciar una gran temporada para el surf.
Hacer surf en el Mediterráneo es posible, y también demostrarlo tanto a nivel práctico como a nivel teórico. Ahora sí, es importante conocer bien qué condiciones meteo-oceánicas se requieren para disfrutar una buena sesión de surf y aprovechar de un modo sostenible los recursos que la naturaleza nos ofrece.
Anna Boqué Ciurana, Investigadora predoctoral en el Centre for Climate Change- C3, Universitat Rovira i Virgili
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.