Una nueva investigación ha descubierto que la fuerza de la conexión entre nuestro cerebro y los órganos internos está vinculada a cómo nos sentimos sobre nuestra apariencia.
Un equipo de psicólogos y neurocientíficos de la Universidad Anglia Ruskin ha descubierto que los adultos cuyos cerebros son menos eficientes a la hora de detectar los mensajes de sus órganos internos son más propensos a experimentar vergüenza por su cuerpo y preocupación por el peso.
El estudio es el primero en investigar e identificar la asociación entre la imagen corporal y el procesamiento cerebral de las señales internas que se producen de forma inconsciente. Esta investigación podría tener implicaciones terapéuticas para las personas que padecen trastornos relacionados con la imagen corporal, ya que se podrían hacer conscientes las señales inconscientes. También podría tener aplicaciones clínicas, ya que puede darse el caso de que las respuestas cerebrales a las señales viscerales indiquen una predisposición a los trastornos alimentarios.
En el estudio participó un grupo de adultos sanos del Reino Unido que pasaron por cuatro evaluaciones de la imagen corporal para medir sus sentimientos de apreciación del cuerpo, apreciación de la funcionalidad del cuerpo, vergüenza acerca de su propio cuerpo y preocupación por el peso.
Escuchando a las tripas
A continuación, los investigadores midieron las señales internas de los participantes. Algunos de los mensajes del corazón y el intestino se procesan a nivel inconsciente y el sistema nervioso interpreta estas señales para proporcionar al cerebro información continuamente actualizada sobre el estado interno del cuerpo.
La fuerza de la conexión entre el intestino y el cerebro se midió registrando la actividad eléctrica de ambas regiones al mismo tiempo. Los investigadores también midieron las respuestas cerebrales a los latidos del corazón. Comprobaron que los participantes que tenían respuestas cerebrales más débiles a las señales del intestino y del corazón eran significativamente más propensos a sufrir vergüenza por su propio cuerpo y preocupación por el peso.
Recibimos constantemente señales de nuestro cuerpo que identificamos conscientemente, como el hambre o la fuerza con la que late el corazón durante el ejercicio. Además, el cerebro también procesa continuamente señales internas de las que no somos conscientes.
Según los investigadores la explicación pude residir en que cuando el cerebro tiene una conexión más débil con los órganos internos del cuerpo, pone más énfasis en el aspecto externo, y así la apariencia se vuelve mucho más importante en la mente de la persona. Esta investigación sobre pacientes neurológicos arroja luz sobre cómo el cerebro sano genera la experiencia de uno mismo, y qué ocurre cuando esa construcción se «equivoca» temporalmente.
REFERENCIA
Evidence from gastric-alpha phase amplitude coupling and the heartbeat evoked potential