Un estudio revela que la pobreza y la falta de servicios pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de síntomas del TDAH en niños autistas

Los niños autistas nacidos en barrios desfavorecidos tienen más probabilidades de presentar mayores síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) que los nacidos en comunidades con más recursos. Este es uno de los resultados de un nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto MIND de la UC Davis.

Es la primera vez que los investigadores estudian la relación entre los factores de vecindad y el TDAH en niños autistas y no autistas. El estudio aporta nuevos conocimientos sobre las enfermedades mentales y puede servir de base para modificar las políticas públicas con el fin de mejorar la equidad sanitaria. Se ha publicado en la revista JCPP Advances.

«Hemos descubierto que algunos factores del vecindario están estrechamente relacionados con los síntomas del TDAH en niños autistas», afirma Catrina Calub, primera autora del estudio. Calub es investigadora postdoctoral en el laboratorio de Julie Schweitzer, profesora del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento y del Instituto MIND.

«En este estudio, no encontramos este efecto en niños con un desarrollo típico ni en niños con otras discapacidades del desarrollo, sólo en los niños autistas. Esto sugiere que cuando los niños autistas viven en barrios con menos recursos, tienden a tener síntomas de TDAH más pronunciados», dijo Calub.

Los síntomas del TDAH pueden incluir mayores índices de falta de atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo, y se asocia a:

  • Dificultades en el rendimiento escolar y en las relaciones con los amigos.
    Menor autoestima y mayor riesgo de ansiedad y depresión.
    Mayor potencial de trastornos por consumo de sustancias y accidentes
    Desregulación emocional y problemas de conducta

El estudio amplía los resultados de una investigación a largo plazo. Los investigadores utilizaron datos de dos estudios: el estudio Childhood Autism Risks from Genetics and the Environment (CHARGE), de varias décadas de duración, dirigido por Irva Hertz-Picciotto en el Instituto MIND, y el proyecto de seguimiento ReCHARGE. CHARGE y ReCHARGE evalúan cómo la genética, el entorno y otros factores afectan al desarrollo desde la primera infancia (2-5 años) hasta la adolescencia (8-20 años).

El equipo analizó a 246 niños autistas, 85 con retraso del desarrollo (sin autismo) y 193 neurotípicos. A continuación, aplicaron el Índice de Oportunidades para la Infancia, que utiliza datos del censo para hacer un seguimiento de más de 30 rasgos del vecindario. Estos rasgos incluyen la socioeconomía, las zonas verdes, los hogares monoparentales y la concentración de centros de educación infantil.

El índice abarca tres ámbitos: educación, salud y medio ambiente, y recursos sociales y económicos. Las puntuaciones más altas están relacionadas con una mejor salud infantil. De los tres ámbitos, las puntuaciones en educación y recursos sociales y económicos fueron las más relacionadas con los síntomas del TDAH.

El análisis demostró que las puntuaciones del Índice de Oportunidades para la Infancia al nacer eran un fuerte predictor de los síntomas del TDAH en la adolescencia en los niños autistas, pero no en los otros grupos. Calub señaló que el hallazgo fue inesperado.

«Estos resultados son bastante preocupantes», dijo Calub. «Los que padecen autismo y TDAH tienen más probabilidades de tener problemas adicionales de comportamiento, cognitivos, emocionales y sociales. Nacer en un barrio de bajos ingresos les coloca en una situación de desventaja aún mayor. Esto no hace sino aumentar la evidencia de que se necesitan más recursos para las zonas desatendidas y, en concreto, para quienes padecen afecciones como el autismo.»

La necesidad de una muestra más amplia

Calub señaló que se necesita más investigación para determinar si los resultados se aplicarían a un grupo más amplio. «Será importante que los estudios futuros sean más amplios y diversos. Eso nos ayudaría a saber si las condiciones del vecindario también podrían influir en los síntomas del TDAH en otros grupos, como los jóvenes sin autismo, o en individuos negros, asiáticos y nativos americanos, que estaban infrarrepresentados en nuestra muestra», añadió Calub.

Estos hallazgos también ofrecen pistas sobre cómo dirigir las estrategias preventivas para reducir el riesgo de aumento de los síntomas del TDAH, señaló Schweitzer, que también fue coautor del estudio.

«El TDAH es muy prevalente en la población general y es común en los jóvenes autistas. Si podemos encontrar formas de aumentar los recursos en estos barrios, tenemos el potencial de mejorar los resultados académicos, sociales, mentales y de salud física, en particular para los jóvenes autistas, y también disminuir los costes económicos a largo plazo», explicó Schweitzer.

Calub y Schweizer creen que las conclusiones del estudio deberían animar a los responsables políticos a proporcionar más recursos a las comunidades desatendidas. Además, esperan que la inclusión del Índice de Oportunidades para la Infancia y otras métricas de vecindario puedan aportar nuevas perspectivas a futuros estudios para fundamentar las políticas.

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