E l psiquiatra Luis Rojas Marcos expone en Superar la adversidadque: “Hablar con una planta, con un gato o con uno mismo es uno de los factores que ayudan a superar una situación de crisis”. Hablar con uno mismo en voz alta también es útil para pensar mejor y tomar decisiones. “Para mucha gente, es una forma de rebajar la intensidad emocional, un desahogo. ¿Están mal de la cabeza? No creo; las ventajas son enormes”, afirma el experto.
Un estudio sugería que los nativos americanos zuni, que usan la misma palabra para amarillo y para naranja, tienen más dificultad para recordar si un objeto es de esos colores que un angloparlante. Pero esta idea se vino completamente abajo en 1972, cuando Eleanor Rosch, investigadora de la Universidad de California en Berkeley, testó este principio con el pueblo dani de Nueva Guinea, donde solo tienen dos términos para el color: claro y oscuro. A pesar de eso, estos indígenas diferencian y recuerdan perfectamente matices de distintos objetos de forma tan eficaz como las personas que se expresan en inglés.Un estudio sugería que los nativos americanos zuni, que usan la misma palabra para amarillo y para naranja, tienen más dificultad para recordar si un objeto es de esos colores que un angloparlante. Pero esta idea se vino completamente abajo en 1972, cuando Eleanor Rosch, investigadora de la Universidad de California en Berkeley, testó este principio con el pueblo dani de Nueva Guinea, donde solo tienen dos términos para el color: claro y oscuro. A pesar de eso, estos indígenas diferencian y recuerdan perfectamente matices de distintos objetos de forma tan eficaz como las personas que se expresan en inglés.
Un estudio de Anthony James Ridgway, de la Girne American University, expone que los niños desarrollan su voz interior a medida que crecen. Cuando adquieren el lenguaje, hablan en voz alta, aunque estén solos. Cuando se van desarrollando, los diálogos se producen solo dentro de su cabeza.
– La voz interior es imprescindible para aprender a leer comprendiendo lo que está escrito.
– La impulsividad está relacionada con no haber desarrollado esa voz interior que le dice: “No saltes” o “No pegues”. Cuando el niño aprende a escucharla, se vuelve menos impulsivo.
Redacción QUO
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