El estrés puede activar la memoria, incluso si no está relacionada con esta experiencia traumática, según un trabajo publicado en la revista PloS Biology.
Los investigadores, un equipo internacional dirigido por André Fenton, de la Universidad de Nueva York, enseñaron a ratasa hacer distinciones entre izquierda y derecha en un laberinto en forma de T. Un día después, los investigadores indujeron estrés a un grupo de ellas a través de una práctica común de colocarlos en un cubo de agua en la que tuvieron que nadar.
Por su parte, otras ratas fueron colocadas en aguas poco profundas, donde no necesitaban nadar. Después, se obligaba a uno y otro grupo a ir de nuevo por el laberinto. Los resultados mostraron que las ratas que se habían sometido a la situación estresante de nadar mostraron una mejor memoria a la hora de tomar el camino en el laberinto que las que habían estado en aguas poco profundas. Para probar la validez de las conclusiones, los investigadores realizaron una serie de experimentos adicionales.
Los resultados muestran que el estrés puede reactivar recuerdos no relacionados. Por ello, los investigadores deducen que en los seres humanos el estrés traumático podría reactivar recuerdos no traumáticos y vincularlos a la memoria traumática, provocando así los efectos patológicos vistos en el trastorno de estrés post-traumático y otras condiciones.
Los responsables del experimento creen que podría ayudar a mejorar la comprensión del trastorno de estrés post-traumático y ofrecer una vía para hacer frente a este problema y a enfermedades afines.
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