El marcapasos más pequeño del mundo, que mide dos centímetros de diámetro y pesa ocho gramos de peso, se ha convertido en el salvavidas de una niña que fue intervenida cuando solo tenía un día de vida en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Ya ha sido dada de alta. El bebé pesó un kilo y medio al nacer y sufría un bloqueo auriculoventricular, una malformación congénita que se le diagnosticó en la semana 32 de gestación. La lesión era “incompatible con la vida”, según el equipo médico. Su corazón latía a 35 pulsaciones por minuto en vez de las 100 o 120 que alcanza el de un bebé normal, así que los cirujanos cardiovasculares optaron por provocar el parto por cesárea para poder operarla cuanto antes.
Cincuenta minutos duró la intervención. Muy poco tiempo pero “muy tenso” según ha confesado Abdo Abdallah, el cirujano que la operó y que, quizá, le toque hacerlo de nuevo, porque la solución que se ha buscado es provisional. Gracias a ella la niña ha podido sobrevivir y crecerá con normalidad hasta que cumpla un año, entonces deberá ser intervenida de nuevo para solucionar el problema que sufre.
Diez de cada diez mil recién nacidos padecen una cardiopatía congénita, la malformación más frecuente durante el embarazo (6,5 veces más que las cromosómicas). En los primeros años de vida son responsables de la mitad de la mortalidad infantil. Lo preocupante es que hasta hace poco estos problemas eran los menos diagnosticados. Sin embargo, la incorporación de nuevas tecnologías permite ahora detectarlos a tiempo y buscar una solución en gran parte de los casos, como ha ocurrido en Granada. En ocasiones, la solución es operar antes de nacer. Los especialistas prevén, además, que en el futuro la tecnología permititirá estudiar el corazón en 3D en movimiento y facilitará que se detecten el 85% de estas malformaciones.
Redacción QUO