Una cabeza en forma de óvalo regular y un larga cola. En principio, éste es el aspecto de un espermatozoide sano pero, según ha puesto de manifiesto el doctor Conrado Avendano, del Jones Institute for Reproductive Medicine de Norfolk, Virgina, EstadosUnidos, esta premisa no siempre se cumple. Tras analizar el esperma tanto de hombres fértiles como estériles, Avendaño observó que en muchos casos, independientemente del aspecto que ofrecían, el ADN el espermatozoide estaba deteriorado.
El examen microscópico con fluorescencia ha sido el que ha permitido a este investigador llegar a unas conclusiones que pueden incidir directamente sobre el embarazo. El doctor sostiene que los daños en el ADN pueden deberse al estrés oxidativo y la apoptosis, pero se cree que otros factores como la edad, el tabaquismo, la exposición a la contaminación atmosférica y el calentamiento testicular anómalo incrementan la proporción de fragmentación del ADN en espermatozoides.»
Marta García Fernández