Si la flora bacteriana del intestino fueran clientes de un restaurante sólo irían a los de la Guía Michelín, es de lo más exigente con lo que come. Un grupo de investigadores de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, ha descubierto que algunos microorganismos prefieren una dieta rica en fibra mientras que otros prefieren una rica en grasas. Son los dos tipos que predominan, el primero responde al nombre de “prevotella”, y el segundo es conocido como “bacteroide”.
Para averiguar las preferencias culinarias de las bacterias, los científicos tuvieron que manipular gran cantidad de excrementos. Agradable no era, así que decidieron tomárselo con humor y bautizaron la investigación como el “estudio de la caca”. Lógicamente, no se han dedicado a ello durante todo el verano (empezaron el trabajo en abril y han acabado ahora) por capricho, sino que intentaban averiguar si los cambios en la dieta pueden influir en la composición de la flora intestinal. Demostraron que sí: las bacterias son sensibes a los cambios a corto plazo y creen que la dieta a largo plazo puede modificar las familias que viven en el intestino.
La investigación reviste mucha importancia para hallar claves sobre la Enfermedad de Crohn, una dolencia inflamatoria en gran parte desconocida. Se ha comprobado que en ocasiones las personas que la sufren mejoran gracias a dietas especiales, por lo que los investigadores quieren estudiar si los alimentos que las integran alteran o no la composición de la flora intestinal.
Redacción QUO