Los recuerdos relacionados con el miedo no están grabados en piedra, pueden desaparecer de la mente. Un grupo de investigadores del Instituto del Cerebro de Queensland, Australia, ha demostrado que los traumas pueden ser borrados con una pequeña molécula de ARN, la mir-128B. De forma transitoria, puede inhibir los genes relacionados con un recuerdo particular. Actúa como una barrera, impidiendo que se reactive el trauma archivado en la memoria. Según Timothy Bredy, neurocientífico del centro, el hallazgo permitirá encontrar una terapia para el tratamiento del estrés pos-traumático y de las fobias. Sin embargo, algunos especialistas de ética ya han puesto objeciones porque interpretan que con tratamientos de este tipo puede modificarse la personalidad.
Redacción QUO
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