La duquesa de Alba podrá pronunciar hoy el si quiero gracias a una válvula que le implantaron en el cerebro hace dos años y medio. Con la intervención se detuvo el deterioro cognitivo y funcional que comenzaba a sufrir. No hay más que comparar las imágenes de doña Cayetana antes de la operación de marzo de 2009, en las que solía aparecer en silla de ruedas, y las de los últimos semanas para comprobar el extraordinario resultado del dispositivo médico que le colocaron en el hospital sevillano Sagrado Corazón.
¿Qué mal afectaba a la duquesa que amenazaba con deteriorar definitivamente su juicio y su movilidad? Doña Cayetana sufría hidrocefalia, una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de “agua” en el cerebro. En realidad es un fluído claro que rodea a éste y a la médula espinal.
Gregorio Rodríguez Boto, neurólogo del hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha realizado docenas de intervenciones como la de la duquesa, y explica a Quo qué efectos tiene el exceso de líquido: “Se produce una dilatación anormal de los ventrículos, lo que ocasiona una presión protencialmente perjudicial en los tejidos cerebrales, que se manifiesta en un cuadro de síntomas muy amplio, que incluye deterioro cognitivo general, visión borrosa, somnolencia, irritabilidad, en ocasiones incontinencia, y extrema dificultad para andar”.
Lo importante en esos casos es detectar el problema a tiempo porque si no la hidrocefalia puede hacer estragos y provocar una demencia irreversible. El diagnóstico es sencillo, imposible de confundir con el de una enfermedad neurodegenerativa porque los síntomas son muy claros “y las pruebas radiológicas apoyan la sospecha clínica”, asegura Rodríguez Boto.
La solución pasa por una intervención de una hora y media de duración, sencilla según el especialista: “Consiste en implantar un catéter por debajo de la piel que conduce el exceso de líquido desde el cerebro hasta el abdomen, donde se elimina”. Una válvula que se sitúa en algún punto del catéter mantiene el flujo en una dirección y regula la cantidad de líquido que hay en el cerebro. “La válvula actúa como la compuerta de una presa”, explica gráficamente el cirujano del Clínico San Carlos.
Si la persona no sufría ya otra demencia, la válvula de la duquesa funciona muy bien. Doña cayetana pueda dar fe de ello. De no haber pasado por el quirófano, casi con toda seguridad hoy postrada en una cama, como otros enfermos a los que el diagnóstico y el tratamiento les llegó tarde. Sin embargo, gracias a esa válvula hoy podrá pronunciar el si quiero.
Redacción QUO
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