Su inmejorable apariencia es engañosa. Las fresas, las espinacas y el kale encabezan la lista de productos con más residuos de pesticidas. ¿También es engañosa su fama nutricional? La organización medioambiental Environmental Working Group (EWG) acaba de publicar su ranking anual de alimentos con las concentraciones más altas y más bajas de estos tóxicos y el resultado es sorprendente. En más del 90% de las muestras de fresas, manzanas, cerezas, espinacas, nectarinas y kale se observaron al menos dos tipos de residuos. También las uvas, los melocotones, peras, tomates, patatas y pimientos picantes los presentan habitualmente.
Siempre nos quedará la opción del aguacate que, junto al maíz dulce, figura como el alimento más seguro en cuanto a contaminación se refiere. Menos del 1% de las muestras contenían pesticidas. Entre los más limpios de la lista figuran también la piña, los guisantes dulces, la cebolla, la papaya, la berenjena, los espárragos, el kiwi, el repollo, la coliflor, los melones, el brócoli y los hongos.
Los químicos de los pesticidas evitan que las frutas y verduras se contaminen por la acción de los insectos, las plantas o los roedores. Previenen, repelen y eliminan cualquier plaga, pero expone a las personas a estos residuos a través de la dieta. ¿Qué riesgos corre la salud del consumidor? ¿En qué medida son perniciosos? La Academia Americana de Pediatría ha alertado de los efectos de una exposición prolongada sobre el desarrollo infantil, ya que sus órganos aún se están desarrollando.
Los pesticidas pueden, además, bloquear la absorción de los nutrientes de los alimentos indispensables para su crecimiento saludable. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el rango de secuelas es amplio, desde irritación en la piel y los ojos hasta daños en el sistema nervioso y alteraciones endocrinas, aunque señala que el efecto siempre va a depender del nivel de toxicidad, la cantidad y el modo de exposición.
Es peor la vainilla de los helados
El informe EWG es desconcertante para cualquier ciudadano. ¿Cómo asumir que estos tóxicos pueden estar presentes a diario en nuestra mesa? El doctor estadounidense Steve Savage apela a un estudio realizado en California que demostró que el 71% de los pesticidas usados eran menos tóxicos que la vainilla que se usa en los helados o que el 97% lo eran menos que la cafeína del café, la aspirina o las salsas picantes.
La ONG Alliance for Food and Farming considera inoportuna la elaboración de una lista de productos calificados como sucios cuando el nivel de residuos, incluso en los vegetales que la encabezan, es tan bajo que sustituirlos por orgánicos no disminuiría el riesgo para la salud.
La propia EWG reconoce que el acceso a los sustitutos orgánicos es difícil y fuera del alcance de la mayoría de los bolsillos y asegura que, en cualquier caso, los beneficios para la salud de una dieta rica en frutas y verduras superan los riesgos de la exposición a los pesticidas. Así piensa también el bioquímico Juan M. Mulet, autor de Comer sin miedo, quien cree que el uso de pesticidas está muy controlado, a pesar de estos informes catastrofistas.
El consejo más sensato antes de consumir frutas y verduras es una buena higiene. Un estudio con manzanas de la profesora de Ciencia Alimentaria Lili He, publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, descubrió que la solución de bicarbonato de sodio para lavarlas es más efectiva que el agua sola o con cloro, siempre que se sumerja por lo menos 15 minutos antes de enjuagarlas. Aun así, el lavado no elimina los residuos de pesticida que ya han penetrado profundamente la cáscara o a través de ella hacia la pulpa. Según sus autores, pelar la fruta es una opción, pero se pierde parte de sus cualidades.