Al contrario de lo que nos hicieron creer, servir los alimentos en platos pequeños puede influir negativamente en quienes tienen un peso normal, pero no cambia la cantidad de comida ingerida en las personas con obesidad o sobrepeso, según un estudio publicado en la revista Clínica y Salud, editada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
En los últimos años, el tamaño de los platos para comer ha registrado un aumento del 23%. Y algunas investigaciones sugieren que el incremento de tamaño de los platos alienta a las personas a consumir una mayor cantidad del contenido, en comparación con los pequeños. No era más que un falso mito sobre la alimentación. Los resultados de esta publicación muestran que comer en plato pequeño no influye en la cantidad de comida ingerida por las personas obesas o con sobrepeso. Por el contrario, servir los alimentos en platos pequeños sí puede influir negativamente en quienes tienen un peso normal, porque incrementan la ración.
Otros estudios han tratado previamente esta cuestión con resultados contradictorios, probablemente porque la mayoría de ellos analizaron la información en muestras de jóvenes sin distinguir sexo o estado nutricional. Ahora sí se incluyeron como variables el sexo y el índice de masa corporal (IMC) de los participantes.
En el estudio, un total de 55 participantes, 29 mujeres y 26 hombres entre 18 y 26 años de edad, en un primer experimento, fueron expuestos en dos sesiones, a platos de 26 y 22.5 centímetros de diámetro, respectivamente, en los que se les sirvieron 730 gramos de espagueti con tomate y queso, para que comieran lo que desearan. En un segundo experimento, también en dos sesiones, los participantes recibieron un recipiente con el alimento y debían servirse la cantidad que desearan comer en un plato grande y en otro pequeño. En ambos experimentos las sesiones se llevaron a cabo con una semana de diferencia y la comida se sirvió entre las 13:00 y 14:00 horas.
A los participantes se les midió el IMC y la ingesta energética. Posteriormente, se aplicó la Escala Análoga Visual (EVA) para medir el nivel de saciedad. Esta escala cuantifica la percepción subjetiva de una sensación, particularidad o cualidad que no puede ser medida directamente, mediante una línea horizontal de 10 centímetros, en cuyos extremos se encuentran unas etiquetas con los límites de la sensación a medir.
Más cantidad en plato pequeño
Sorprendentemente, los participantes consumieron más en plato de menor tamaño. Pero al analizar los datos por IMC se vio que fueron los participantes con peso normal quienes comieron más del plato chico, y en especial las mujeres. “Los participantes con normopeso consumieron más alimento del plato pequeño que del plato grande, mientras que los participantes con sobrepeso y obesidad informaron una ingesta energética similar en todas las condiciones. Y no se encontró correlación entre el tamaño de platos y nivel de saciedad medida con la escala EVA”, señalan los autores de la investigación de la Universidad de Guadalajara, en México, cuya primera autora es la doctora Alma G. Martínez-Moreno.
Efecto perverso
En el primer experimento, los participantes consumían en el plato grande el 33% de kilocalorías disponibles y el 57,5% en pequeño. Por su parte, las mujeres con normopeso incrementaron un 19% su ingesta energética cuando comieron en un recipiente menor. En los participantes con sobrepeso y obesidad no se encontraron diferencias significativas en su ingesta.
Según las conclusiones de este estudio, el uso de platos pequeños podría tener un efecto perverso, ya que puede contribuir a que las personas se sirvan una segunda ración, lo que significaría una ingesta mayor incluso a la consumida en un plato grande. Los autores señalan que son necesarias más investigaciones para continuar explorar una estrategia en el control del consumo de alimentos, especialmente para personas con sobrepeso y obesidad.
Marian Benito