«Espejito, espejito mágico. ¿Quién del reino es la más hermosa?» La obsesión por la belleza nos ha venido inculcada desde que eramos unos canijos. Las principales historias de dibujos animados y fantasía nos mostraban que debíamos ser guapos, sin perder ningún ápice de juventud en nuestra piel y la máxima principal, envejecer era el peor de los infortunios de la Tierra. Menos mal que siempre eran las brujas y los personajes malos del cuento quienes mostraban esa actitud pero, pese a quien le pese, reflejaba una gran realidad de nuestro mundo: nos cuesta aceptar que aparezcan arrugas en nuestro rostro. Pero, ¿y si finalmente fuera posible?
Un reciente estudio publicado en la revista Nature asegura que podría revertirse el envejecimiento a nivel celular. Un grupo de científicos de la Universidad Médica y Dental de Tokio ha descubierto que la proteína de colágeno COL17A1 juega un papel clave a la hora de mantener la piel joven. Según apunta, los niveles decrecientes de esta proteína a lo largo del tiempo hacen que nuestra piel desarrolle los temidos surcos en nuestra piel, que esta se hunde y pierda elasticidad. Así que resultaba muy interesante estudiarla a fondo para lograr saber cuál es su rol a la hora de construir nuestra piel. Para ello, trabajaron con colas de rata que, curiosamente, guardan muchas características con la piel humana.
¿El elixir definitivo?
En la naturaleza, los fuertes sobreviven y los débiles mueren. Y si hablamos del rejuvenecimiento de la piel, parece que podemos aplicar la mismas reglas. La piel está reconstruyéndose continuamente y al parecer, la proteína COL17A1 es primordial en asegurar que las células de la piel más fuertes sobrevivan. Los científicos aseguran que ayuda a promover la replicación de las células cutáneas más fuertes, eliminando aquellas que son más ‘debiluchas’. Pero elementos externos como la exposición al sol o el tabaquismo hacen que las proteínas disminuyan de manera considerable, dejando que las más débiles tomen el control, generando una piel más débil, más frágil y con una capacidad de curación más lenta cuando debe sanar de las heridas.
Así que el camino estaba claro: ¿y si impulsamos la creación de más proteínas tipo COL17A1 a través de modificación genética? Dicho y hecho. Gracias a este movimiento, descubrieron dos puntos importantes: por un lado que era posible frenar el envejecimiento, y por otro, que era posible la producción de este elixir mágico en la piel gracias a la aplicación de dos compuestos químicos en las células de la piel: el Y27632 y apocinina.
Las conclusiones de este trabajo podrían conducir a la creación de nuevas cremas y lociones que sirvan, de una vez por todas, a combatir el envejecimiento y acelerar la cicratización de heridas. ¿Cuándo? Por el momento, habrá que esperar…
Alberto Pascual García