Científicos de la Universidad de Pennsylvania han descubierto que el bypass gástrico no sólo modifica la anatomía del sistema digestivo, sino que también tiene un importante efecto neurológico. Los investigadores Kirsteen Browning y Andrew Hajnal han descubierto que, tras la cirugía a la que se somenten los pacientes obesos, las células nerviosas encargadas de enviar señales de hambre o saciedad al cerebro modifican su comportamiento.
En circunstancias normales, responden adecuadamente y regulan las funciones de la digestión. Pero en la gente obesa la respuesta de estas células es menor y las señales de saciedad no llegan de forma tan clara. Browning y Hajnal han llegado a estas conclusiones, publicadas en Journal of Physiology, tras analizar el comportamiento de un grupo de ratas sometidas a una dieta rica en grasas. Los investigadores descubrieron que las células nerviosas recuperaban sus funciones normales tras una cirugía de bypass.
Ahora el objetivo de estos dos científicos es averiguar qué efectos exactos tiene la cirugía sobre el sistema nervioso con el fin de poder llegar a tratamientos en los que la intervención quirúrgica no sea necesaria.
“El bypass gástrico laparoscópico es una técnica en la cual se deja un pequeño estómago de 15 a 30 ml , que se conecta directamente al intestino delgado. De esta manera la comida salta un gran segmento de intestino delgado y se disminuye con ello la absorción calórica y de nutrientes”, según el Instituto de Obesidad.
Marta García Fernández