No siempre aciertan a la primera. Su trompa se introduce entre las células de la piel y busca a tientas un vaso sanguíneo. Cuando lo encuentra, succiona la sangre en interrumpe momentáneamente el flujo antes de marcharse.
Esta escena cotidiana puede contemplarse ahora con todo detalle gracias al trabajo de Valerie Choumet y su equipo del Instituto Pasteur de Paris, que la han grabado a nivel microscópico. Para ello se han servido de una hembra (los machos no pican) en pleno ataque a un ratón anestesiado. En el vídeo puede verse cómo la trompa está formada por tres ramificaciones flexibles que buscan ágilmente su alimento. Cuando lo encuentran, uno de esos tubos aspira la sangre, mientras otro, llamado hipofaringe inyecta la saliva que provoca la molesta reacción alérgica y, en el caso de ciertas especies, puede ser transmisora de agentes patógenos, como los parásitos responsables del paludismo.
Pilar Gil Villar
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