¿Por qué una misma infección produce diferentes síntomas en distintas personas?
Inicialmente se trataba de un experimento sencillo. Monika Ehling-Schulz del Instituto de Microbiología y Mathias Müller, del Instituto de Cultivo y Genética Animal, ambos de la Universidad de Viena, infectaron tres diferentes familias de ratones con una bacteria, la Listeria monocytogenes.Cada linaje de roedores mostró claras diferencias en su respuesta a la infección y en sus cuadros clínicos.
Días después, los investigadores aislaron la bacteria y la analizaron para comprobar cambios en su metabolismo. Para ello utilizaron una técnica conocida como Espectroscopia Infrarroja Específica (FTIR por sus siglas en inglés). Un haz infrarrojo se enfoca directamente a la bacteria. Esto hace que sus moléculas (por ejemplo proteínas, polisacáridos o ácidos grasos) vibren. El tipo de moléculas, es decir de la composición de la bacteria, produce vibraciones características, como huellas dactilares. Gracias a ello se puede comprobar de qué “están hechas”. Los resultados revelaron que las bacterias tenían huellas genotípicas específicas de sus huéspedes: se habían adaptado a cada ratón.
“Nuestros hallazgos – explica Ehling-Schulz – muestran que las bacterias tienen algún tipo de memoria. Y se necesita cierto tiempo, en condiciones de laboratorio, para que esta se borre. Esto podría tener implicaciones novedosas para tratar infecciones. Cada paciente es tan diferente como sus bacterias.” El trabajo ha sido publicado online en PLOS One.
Redacción QUO