Claves para reconocer este desorden:
1. Incapacidad persistente para controlar el impulso de sustraer cosas ajenas sin valor.
2. Ansiedad en el momento anterior a cometer el acto.
3. Sensación posterior de alivio por el hecho consumado.
4. Este comportamiento no es una reacción ante una alucinación, ni tampoco una expresión de ira ni de venganza.
5. El cleptómano carece de cualquier razón lógica que explique lo que ha hecho.
Diferencias entre un ladrón y un cleptómano.
• El ladrón roba por la necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social.
• El cleptómano lo hace llevado por un desorden mental.
• El ladrón prepara el robo con profesionalidad y sumo detalle. El cleptómano, en cambio, actúa impulsivamente.
• El ladrón sabe escapar, o al menos ha preparado una estrategia de huida, y su delito probablemente queda impune. Al cleptómano le suelen pillar, sobre todo en los grandes almacenes.
• Al ladrón le motiva la utilidad o el valor de lo robado. Al cleptómano le da igual.
• El ladrón a veces actúa en compañía. El cleptómano no necesita cómplices.
Redacción QUO
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