Raro es que alguna vez tu madre o tu abuela no te han dicho ‘niño, espera dos horas antes de bañarte’. A pesar de que la recomendación es muy responsable, el problema no es que te pueda dar un corte de digestión, pues ese concepto no existe como tal.
El peligro de bañarse es que se pueda producir un síncope de hidrocución, lo que viene a ser un shock periférico por dificultades de vasculación producido por el cambio brusco de temperatura cuando nos metemos muy rápido en el agua. Se produce entonces un colapso cardiocirculatorio que provoca que la sangre acuda al rescate de la piel. A pesar de que el cuerpo intenta mantener el riego del cerebro, a veces no lo consigue, lo que causa perdida de la consciencia y si alguien no está atento de tu chapuzón, posiblemente un ahogamiento absurdo.
Es cierto que el riesgo aumenta si estamos haciendo la digestión, ya que este proceso requiere un buen riego en el estómago además de oxígeno, razón por la que nos da tanto sueño después de comer.
Redacción QUO