Un reciente estudio realizado por los investigadores John Collinge y Sebastian Brandner, del Departamento de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Neurología de Londres y la Clínica Nacional de Priones en Reino Unido, y publicado en la revista Nature, ha generado una gran confusión. El estudio hablaba sobre la posible transmisión entre humanos de un tipo específico de demencia provocado por priones, lo que dio pie a una malinterpretación y a que rápidamente comenzara a circular la idea de que el mal de alzheimer pudiera ser contagioso.
Por es emotivo, el Grupo Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología ha emitido un comunicado en el que desmiente esa idea y aclara el malentendido. «La creencia de que el alzheimer puede ser contagioso se ha generado de forma secundaria a un artículo científico publicado en una revista médica donde se habla de la teórica posibilidad de transmisión de un tipo de demencia. Trasmisión y contagio son palabras totalmente distintas en el campo de la medicina.Contagio es cuando existe la posibilidad de la propagación de una enfermedad de un individuo a otro y en ningún caso se ha hablado de ello en dicho estudio. Además, Alzheimer y demencia tampoco son sinónimos», puntulizan en dicho comunicado.
Los expertos de la asociación explican que la ivnestigación se realizó estudiando los cerebros de pacientes que de niños fueron tratados con hormona de crecimiento humana obtenida de cadáver. Una práctica que se realizaba mucho antes de poderse obtener de forma artificial, como se hace hoy en día. Y lo que ocurrió fue que: «Un grupo reducido de estos niños obtuvo dicha hormona de unos cadáveres que tenían una enfermedad priónica, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ). Es una enfermedad tremendamente rara y muy diferente al Alzheimer. Para esta enfermedad, que condiciona una demencia rápidamente progresiva, existen casos tanto genéticos como otros esporádicos que se contraen de forma iatrógena (por transmisión). Los casos analizados en el artículo (sólo 8 pacientes), desarrollaron la enfermedad décadas después, con todos los cambios cerebrales peculiares que la enfermedad priónica conlleva», prosiguen en el comunicado.
Además, puntualizan que en el estudio dirigido por los investigadores John Collinge y Sebastian Brandner no se menciona en ningún momento la palabra Alzheimer. Hace mención a una proteína llamada “beta-amiloide plegada de forma anómala”. «Tener esta proteína alterada no es sinónimo de tener una Enfermedad de Alzheimer, pues existen otras enfermedades en las que también está alterada (como por ejemplo en la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) . Además, no se menciona la existencia de otra alteración en los cerebros de estos pacientes, muy característica de la Enfermedad de Alzheimer, que son los ovillos neurofibrilares», aclaran.
El Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología concluye pidiendo: «Cautela a la hora de tratar de simplificar términos científicos y más si se trata de medicina. Titulares como los que se han generado a raíz de la malinterpretación de este estudio, pueden generar mucho temor e incertidumbre entre pacientes y familiares».
Redacción QUO