Un equipo internacional de investigadores ha demostrado por primera vez que las mitocondrias, las baterías de la célula, son las “culpables” del envejecimiento.
Un estudio, publicado hoy en la revista EMBO Journal y dirigido por el Dr. João Passos, de la Universidad de Newcastle, señala que cuando las mitocondrias se eliminan de las células que están envejeciendo, estas se vuelven similares a las más jóvenes. El equipo que condujo la investigación, llevó a cabo una serie de experimentos genéticos en los que lograron eliminar las mitocondrias de casi todas las células. Este proceso ocurre naturalmente y se denomina autofagia, pero los expertos engañaron a las células para inducirlo a gran escala, hasta que todas las mitocondrias dentro de las células se separaron físicamente. A partir de ese momento se comportaron como células jóvenes: no acumulaban daños, los niveles de radicales libres de oxígeno descendieron y no había signos de inflamación.
Con ello fueron capaces de demostrar por primera vez de manera concluyente que las mitocondrias son los principales factores desencadenantes de envejecimiento celular. «Este es un descubrimiento muy emocionante y sorprendente – señala Passos –. Ya teníamos algunas pistas de que las mitocondrias juegan un papel en el envejecimiento de las células, pero los científicos de todo el mundo han luchado para entender exactamente cómo y en qué medida estaban involucradas. Ahora ya lo sabemosy estamos un paso más cerca de idear terapias que se dirigen a las mitocondrias para contrarrestar el envejecimiento de las células”.
Juan Scaliter
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…
La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…
Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…
El cambio climático multiplica la amenaza de la resistencia a los fármacos antimicrobianos