Investigadores de la Universidad de Duke han demostrado que, aparte de unos pocos ejemplos específicos, los antibióticos no promueven la propagación de la resistencia bacteriana a los antibióticos a través de intercambio genético, como se suponía previamente.
Desde hace tiempo se sabe que las bacterias pueden intercambiar material genético por medio de un proceso llamado conjugación, que permite que ciertos genes se propaguen rápidamente entre los individuos e incluso entre especies. Esto ha dificultado la eficacia de muchos antibióticos.
El uso excesivo de antibióticos es sin lugar a dudas una de las razonesde este problema, pero un nuevo estudio, publicado en Nature Microbiology, sugiere que es la dinámica demográfica y no el intercambio de ADN, el culpable. Los resultados tienen importantes implicaciones para el diseño de protocolos de antibióticos que eviten la propagación de la resistencia a los antibióticos.
“La mayoría de los científicos saben que hay un gran problema por el uso excesivo de antibióticos – explica el principal autor del estudio, Lingchong You –. Es muy tentador suponer que los antibióticos son los que favorecen esta resistencia, al aumentar la velocidad a la que las bacterias comparten genes resistentes, pero nuestra investigación muestra que a menudo no ocurre así”.
Hasta ahora la ciencia había asumido que, debido a que el número de bacterias resistentes a los antibióticos aumenta cuando dejan de matarlos, los medicamentos aumentabanla cantidad de memoria de intercambio genético. Pero You y su equipo abrieron una nueva vía: quizás los medicamentos habían acabado con dos linajes, permitiendo que una nueva cepa resistente prosperara en su lugar.
«Nuestro trabajo demuestra que a nivel de una sola célula, el intercambio de genes resistentes no se ve influido por los antibióticos en absoluto, lo que está en contraste con lo que sabíamos hasta ahora”, explica Allison Lopatkin, coautora del estudio.
Para llegar a esta conclusión, los expertos realizaron un experimento en el que se pusieron las células bacterianas en una suerte de animación suspendida : no podían morir ni reproducirse, pero sí eran capaces de intercambiar material genético. De este modo la natalidad y la mortandad ya no eran variables y se pudo evaluar cómo afectaban los antibióticos a la tasa de intercambio de genes. Los investigadores evaluaron nueve patógenos clínicos habitualmente asociados a la rápida propagación de la resistencia a los antibióticos y los expusieron a diez medicamentos de uso frecuente. Las tasas de intercambio de genes en cada prueba se mantuvieron estables y, en algunos casos, en realidad disminuyó ligeramente a medida que la concentración de los antibióticos crecía.
El nuevo estudio muestra que a pesar de estos valores atípicos, los antibióticos no promueven la resistencia a los antibióticos.
“Esto tiene implicaciones directas en cuanto a la forma en que diseñamos las dosis y los protocolos – concluyó You –. Algunas combinaciones de antibióticos pueden promover las transferencias, pero otras pueden suprimir los patógenos, evitando el intercambio genético”.
Juan Scaliter
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