Si buscas en Google «cómo quedar embarazada rápido» puedes encontrar todo tipo de consejos. El gigante de los buscadores arroja casi 400.000 resultados. Escarbando, puedes encontrar multitud de consejos surrealistas, que rozan lo absurdo e incluso alguno que pasa la línea de lo descabellado. Uno de los más populares que encontramos en las listas realizadas por distintos foros y sitios webs es el de levantar las piernas después del coito, una técnica que ha pasado de generación en generación y a la que se le otorga más credibilidad de la que merece.
Uno de los estudios más completos realizados hasta ahora ha concluido que los espermatozoides no se caen si te levantas después del sexo, por lo que levantar las piernas solo puede servir para obtener unas agujetas como daño colateral y para perder unos minutos preciosos que puedes emplear en otra cosa mirando al techo. Los resultados han sido valorados en casos de concepción artificial, pero nos da algunas pistas sobre la fiabilidad de este antiguo método.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores del Centro Médico de la Universidad UV (Ámsterdam) pidieron la colaboración de 479 mujeres, gracias a las que pudieron observar bien de cerca casi 2.000 ciclos de inseminación intrauterina. Para poder observar eficientemente las diferencias, a unas se las pidió que guardasen reposo con las piernas en alto durante 15 minutos después de tener relaciones sexuales. A las otras, como estáis imaginando, se les solicitó lo contrario: que se levantasen de la cama e hiciesen vida normal.
El resultado fue que las mujeres que habían permanecido quietas tuvieron un éxito de concepción del 32% frente al 40% de aquellas que habían hecho vida normal. Según explica Joukje van Rijswijk, autor principal de la investigación: «creemos que la inmovilización tras la inseminación intrauterina no tiene efectos positivos sobre el éxito de embarazo. Por tanto, no hay razón alguna por la que las pacientes deban permanecer inmovilizadas después del tratamiento».
Según explican los investigadores, este mito podría haber surgido de nuestro prácticamente nulo conocimiento sobre la anatomía femenina. «Algunas ilustraciones anatómicas muestran que el útero y la vagina están alineados, cuando en realidad no es así: están casi en perpendicular».
Fuente: newscientist.com
Redacción QUO